Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es el más común en mujeres a nivel global. En 2022 se diagnosticaron 2,3 millones de casos y murieron 670.000 personas por esta enfermedad.
Aunque suele asociarse a ciertos factores de riesgo, como los antecedentes familiares o cambios hormonales, la mitad de los casos afectan a mujeres sin ningún factor de riesgo identificable, lo que refuerza la importancia de la detección temprana.
En este contexto, prestar atención a cualquier cambio en las mamas es vital. Detectar a tiempo una señal, aunque parezca inofensiva, puede marcar la diferencia en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
¿Cuál es el primer síntoma del cáncer de mama?
El síntoma más frecuente y muchas veces el primero en aparecer es un pequeño bulto o masa en la mama. Puede no doler, ser firme o blando, tener bordes regulares o irregulares, pero su sola presencia debe ser motivo de consulta médica.
La American Cancer Society señala que muchas personas pasan por alto este signo inicial al no sentir molestias o confundirlo con cambios normales del ciclo menstrual. También puede observarse otros signos como:
- Cambio en el tamaño, forma o aspecto del seno.
- Aparición de hoyuelos, enrojecimiento, grietas u otros cambios en la piel.
- Cambio en el aspecto del pezón o la piel circundante (aréola).
- Secreción de líquido anómalo o sanguinolento por el pezón.
¿Cuáles son las consecuencias y qué sucede si no se actúa rápido?
Si no se detecta a tiempo, el cáncer de mama puede avanzar y propagarse a los ganglios linfáticos y otros órganos vitales como pulmones, hígado, cerebro o huesos. Esta propagación, conocida como metástasis, es potencialmente mortal.
Detectar el cáncer cuando el tumor es pequeño y todavía no se extendió por el cuerpo, mejora significativamente el pronóstico y permite intervenciones más efectivas, que incluyen cirugía conservadora, radioterapia localizada y medicamentos con menos efectos secundarios.
¿Quiénes tienen mayor riesgo?
El principal factor de riesgo es ser mujer y tener más de 40 años. Sin embargo, también se consideran factores de riesgo el envejecimiento, la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco, la exposición a radiación, antecedentes familiares y ciertas mutaciones genéticas.
Aunque tener antecedentes familiares aumenta el riesgo, la mayoría de los casos de cáncer de mama ocurren en mujeres sin antecedentes conocidos, por lo que ninguna debe sentirse fuera de peligro.
¿Qué hacer si se presentan síntomas?
Antes la presencia de un bulto, cambio de forma, textura o secreciones en el seno, es fundamental consultar de inmediato a un médico. El profesional podrá indicar estudios como mamografías, ecografías o biopsias para determinar si se trata de un tumor benigno o maligno.
También es clave realizarse chequeos regulares, especialmente a partir de los 40 años, o antes si hay factores de riesgo. Conocer el cuerpo y examinarse con regularidad puede salvar vidas. La detección precoz sigue siendo la herramienta más poderosa para enfrentar al cáncer de mama.