En la Argentina, el cáncer colorrectal (CCR) representa un desafío creciente para el sistema de salud. Es el segundo tumor más diagnosticado y también el segundo con mayor mortalidad, detrás del cáncer de pulmón.
Cada año se registran más de 16.000 casos nuevos y más de 7.500 muertes, lo que equivale a casi el 12% de todos los fallecimientos por tumores malignos.
Este tipo de cáncer afecta tanto a hombres como a mujeres y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina y Uruguay están entre los países con mayor incidencia y mortalidad ajustada por edad en todo el mundo, compartiendo el ranking con naciones como Hungría, Eslovaquia y Noruega.
¿Qué es el cáncer colorrectal y cómo se desarrolla?
El CCR se origina en elintestino grueso, a partir de lesiones denominadas pólipos adenomatosos, que pueden transformarse en tumores malignos si no se detectan a tiempo. En sus etapas iniciales no suele presentar síntomas, por lo que su detección precoz es fundamental.
Hay tres formas de presentación:
Esporádica: representa el 80% de los casos. No tiene causa genética clara ni antecedentes familiares.
Familiar: cerca del 20% de los pacientes tiene antecedentes, aunque no se detectan mutaciones hereditarias específicas.
Hereditario: entre el 5 y el 10% de los casos. Involucra síndromes genéticos definidos, como el síndrome de Lynch y la poliposis adenomatosa familiar (PAF).
Síndromes hereditarios que elevan el riesgo
Síndrome de Lynch: aumenta el riesgo no solo de CCR, sino también de cáncer de útero, estómago, ovarios y cerebro. Está vinculado con fallas en los genes que reparan el ADN.
Poliposis adenomatosa familiar (PAF): se caracteriza por la aparición de cientos de pólipos desde la adolescencia. Si no se interviene, el riesgo de desarrollar cáncer antes de los 45 años es cercano al 100%.
En estos casos, se recomienda cirugía preventiva y seguimiento genético, ya que las mutaciones están presentes desde el nacimiento.
Aumento de casos en jóvenes: ¿qué está pasando?
Aunque históricamente se consideró una enfermedad de adultos mayores, el CCR muestra una tendencia preocupante: en las últimas tres décadas, los diagnósticos en menores de 50 años aumentaron un 50%.
En Estados Unidos y Europa, es ya el tumor más mortal entre hombres jóvenes y el segundo entre mujeres jóvenes. En Argentina, los especialistas advierten una curva similar.
La razón aún no está del todo clara, pero se vincula con cambios en el estilo de vida, como:
Consumo excesivo de carnes procesadas y grasas saturadas
Dietas bajas en fibra, frutas y vegetales
Sedentarismo y sobrepeso
Consumo de alcohol y tabaquismo
Alta ingesta de alimentos ultraprocesados, que alteran el microbioma intestinal
Además, enfermedades como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn elevan el riesgo de desarrollar CCR a edades tempranas.
Diagnóstico y detección precoz: la clave para salvar vidas
Uno de los mayores desafíos es la detección tardía. Más del 60% de los casos en jóvenes se diagnostican en etapas avanzadas, lo que reduce significativamente las chances de curación. En contraste, si se detecta en estadio 1, la tasa de curación supera el 90%.
Las herramientas de detección incluyen:
Colonoscopía
Test de sangre oculta en materia fecal
Estudios moleculares según antecedentes
En EE.UU., se recomienda comenzar con los chequeos a partir de los 45 años, y antes si hay antecedentes familiares. En Argentina, también se alienta a realizar estudios periódicos, aunque el acceso y la conciencia preventiva aún son limitados.
Nuevas terapias y medicina de precisión
El tratamiento del CCR evolucionó significativamente en los últimos años. Gracias a la medicina personalizada, ahora se analizan mutaciones específicas del tumor, como:
BRAF V600E: asociada a peor pronóstico y resistencia a quimioterapia tradicional.
KRAS y NRAS: presentes en casi la mitad de los pacientes, son claves para definir qué tratamientos serán eficaces.
MSI, HER2 y ctDNA: biomarcadores que permiten ajustar terapias dirigidas.
En Argentina, la ANMAT aprobó recientemente un tratamiento para CCR metastásico con mutación BRAF, que combina encorafenib, cetuximab y quimioterapia. Se trata del primer esquema aprobado con indicación específica para esta población.
Un desafío sanitario urgente
El CCR es uno de los tumores más prevenibles y tratables si se detecta a tiempo. Sin embargo, el aumento en jóvenes, la alta mortalidad y la baja conciencia en la población exigen estrategias más activas de prevención, detección y acceso a tratamientos personalizados.
Adoptar hábitos saludables, realizar chequeos periódicos y contar con un sistema de salud preparado para abordar el cáncer de manera integral es clave para revertir las cifras actuales.