En Cuba durante décadas los debates fueron limitados. Todos los medios de comunicación están controlados por el gobierno y las ocasionales conversaciones sobre política pública, bajo el mando de Fidel Castro, en general se consideraban simples procesos formales.
Pero desde que su hermano Raúl asumió como presidente interino en 2006, tras la hospitalización de Fidel, muchos creen que eso podría cambiar.
En decenas de miles de encuentros en lugares de trabajo, centros comunitarios y clubes del Partido Comunista durante los últimos meses, se ha alentado a los cubanos a conversar sobre la dirección del país con gran espíritu de apertura.
Si bien oficialmente en el pasado se fomentaba el debate, posteriormente en los “parlamentos de trabajadores que se llevaban a cabo durante la crisis económica del país tras el derrumbe de la Unión Soviética, la gente no sabía qué nivel de crítica se toleraba.
El disparador de este último debate fue el discurso que pronunció en julio Raúl Castro en ocasión del 50º aniversario de la revolución cubana. En esa oportunidad, Raúl dijo que los cubanos sufren aprietos económicos y problemas sociales y que llevará tiempo solucionarlos. Admitió que los salarios son muy bajos comparado con los precios de los productos y que la agricultura necesita una reforma estructural.
Alientan a los miembros del Partido Comunista para que opinen sobre el discurso. “Debería llevarse a cabo un profundo debate en una atmósfera de absoluta libertad y sinceridad , señala una guía distribuida a miembros del partido.