Cuando la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia aprobó la semana pasada la fusión entre Bimbo y Fargo, puso una condición: la nueva empresa debe desprenderse de la marca Lactal y la planta que Fargo posee en Pacheco, la mayor de las seis que la firma de origen argentino tiene en el país.
Y así como AmBev-Quilmes tienen que encontrar un comprador para las marcas Bieckert, Palermo y Norte, la planta que Brahma posee en Luján y la maltería de Quilmes en Lavallol, Bimbo y Fargo deben encontrar un nuevo propietario para Lactal y la planta de Pacheco, que tiene capacidad para 32.000 toneladas anuales de pan, además de ser la que cuenta con una tecnología comparable con la que posee Bimbo en Pilar, inaugurada en 1995 con una inversión de u$s 12 millones. De hecho, la planta actual de los mexicanos tiene capacidad para 30.000 toneladas anuales, 2.000 menos que la de Pacheco.
Aunque en la firma mexicana se niegan a realizar cualquier clase de comentario, en el mercado ya se especula sobre los posibles interesados.
Hay un lote conformado por los candidatos de siempre: Molinos, Arcor y Molinos Cañuelas. Se trata de tres empresas sólidas en el negocio de la alimentación, que siempre están buscando nuevas oportunidades para expandirse. Aunque ninguna de las tres está presente en panificados, se trata de un negocio más que interesante: mueve unos $ 250 millones anuales.
Pero, como sucede en toda nueva carrera por marcas que se desarrolla en estos tiempos, también tallan los fondos de inversión. Es el caso de firmas como Pegasus, que compró Musimundo, Freddo, Aroma, y pelea por los activos de Parmalat en el país, o Dolphin, que estuvo ocupado en Transener, pero manifestó más de una vez que tiene interés en empresas de alimentos y bebidas.
Sergio Taselli, propietario de Molinos Bruning, es otro de los que quiere Parmalat, razón por la que en el mercado creen que está a la caza de nuevas oportunidades en alimentos.
El candidato histórico
Carlos Preiti, uno de los ex dueños de Fargo, también podría ser de la partida, ahora que se le venció el acuerdo de non compete. El dueño de Productos Patagónicos, que le compró la marca Pindapoy a Molinos, fue uno de los más reacios a vender. Sus socios, Sergio Fernández y Jacques Gouggenheim, lo convencieron de cederle la compañía a Juan Navarro. En 2003, cuando Preiti retornó a la empresa como asesor designado por el Deutsche Bank, los empleados más antiguos le manifestaron su aprecio.
Para un jugador entrante que quiera competir en el mercado del pan, Lactal ofrece varios beneficios. Uno de ellos es que es una marca genérico: cuando la gente habla de panificados precortados en rodajas y envasados, habla de pan Lactal, aunque después termine comprando los productos de Bimbo, Fargo, Sacaan, La Salteña, Trigoro u otra marca. Además, se trata de la tercera etiqueta en importancia en pan negro y blanco, con un 13% de participación, y tiene un 16% de share en bollería.
También se trata de la primera marca en el segmento de segundos precios. “Tiene rápidas posibilidades de expansión e incluso de ascenso en el segmento de primeras marcas para competir con Fargo y Bimbo , señalaron en Defensa de la Competencia.