A la hora de los balances, 2009 será recordado en el marketing deportivo como el año donde los sponsors fueron puestos entre la espada y la pared. Es sabido que el capital es miedoso, pero ésta vez varios miembros de la troupe deportiva pusieron a prueba a las empresas en cuanto a seguir o no participando en patrocinios.

El ejemplo más resonante, claro, es el de Tiger Woods y su posible divorcio. Gallup midió su caída de imagen positiva que pasó del 85% (2005) al actual 33%; Accenture le rescindió el contrato; y Gatorade sacó de las góndolas las botellas con su nombre. Tag Heuer, en tanto, analiza sus pasos a seguir y Gillette decidió reducir la participación del golfista en sus comerciales. Para la líder en afeitadas fue “doblete , si se tiene en cuenta la actitud tramposa de “su jugador, Thierry Henry, ante Irlanda.

Un caso de constancia para resaltar es el de Nike, que siguió apoyando a Lance Armstrong cuando le detectaron cáncer, e hizo lo propio con Tiger cuando le descubrieron varias amantes. Lo de Tiger eclipsó el tole-tole que armó el multimedallista Michael Phelps con su confesión de los porritos juveniles, que generó que Kellog’s lo dejara de lado.

Por casa, Cablevisión se quedó sin copa gracias al Fútbol para Todos, y varios patrocinadores de la Selección dudaron en seguir apostando después de ser aceptada la palabra ‘mamala‘ por la Real Academia Maradoniana.