“Los acreedores tienen mejor memoria que los deudores , dijo, citando a Benjamin Franklin, Chris Crowe, un electricista que corre riesgo de perder sus ahorros para pagar la educación universitaria de su hijo porque su inversión en bonos de General Motors resultó poco sólida.
Crowe citó a Franklin mientras hacía un apasionado pedido por un mejor arreglo para los bonistas de GM durante una manifestación de inversores que se realizó en Filadelfia la semana pasada. También hubo reuniones de bonistas en Tampa, Florida y en Warren, Michigan. Los inversores planean ir a Washington para hacer lobby ante sus representantes en el Congreso y han convocado a una conferencia de prensa para el jueves próximo.
Tanto los pequeños bonistas como los grandes administradores de fondos se oponen al plan respaldado por el gobierno, que propone que los tenedores deban canjear bonos por valor de u$s 27.000 millones por una participación accionaria de 10% de GM.
Sin el apoyo de los tenedores de títulos de deuda, es probable que GM siga a fin de mes el camino de Chrysler, que terminó en el tribunal de quiebras.
Pequeños inversores individuales tienen alrededor de 20% de esa deuda no asegurada por u$s 27.000 millones.
Más allá del caso de GM, los inversores individuales son una parte significativa del universo de los bonos corporativos estadounidenses. Datos de la Reserva Federal muestran que los hogares de EE.UU., que en general se inclinan por deuda de empresas de primer nivel, son tenedores de obligaciones negociables por valor de u$s 1,6 billones, lo que representa 25% de un mercado de u$s 6,3 billones.
Una de las razones que explican la tendencia a invertir en deuda corporativa es que los pequeños inversores, especialmente los jubilados que necesitan complementar sus ingresos, se sienten atraídos por los rendimientos más altos que les proporcionan los bonos, dada la sostenida declinación de las tasas de interés en EE.UU.
Aparentemente, aunque las perspectivas de GM empeoraban desde hace tiempo, los inversores se sentían más protegidos porque tenían bonos y no acciones de la empresa automotriz.