Un estudio elaborado por la consultora Otto Walter ha destapado los estilos de conducción de los directivos españoles que más irritan a sus empleados.
El ganador de este deshonroso ranking es el jefe irrespetuoso, un espécimen que afirma haber sufrido el 49,33% de los encuestados. Se caracteriza por su habilidad para “humillar en público, hablar a gritos e, incluso, en el caso de las mujeres, cometer ciertos abusos sexuales , señala Francisco Muro, director general de la consultora Otto Walter. El segundo clasificado (37,47%) es el prepotente, revela el estudio Los 18 comportamientos más irritantes de los jefes, realizado en base a un sondeo entre 750 profesionales.
La sordera crónica es la tercera gran amenaza de los empleados, que en el 30,32% de los casos asegura haber sufrido las consecuencias de tener un jefe que no escucha.
Estas tres cualidades suelen ser la antesala de la incompetencia directiva (28,98%) o, dicho de otro modo, “de la falta de liderazgo , dice Muro.
Hay dos situaciones en las que muchos directivos demuestran que no están a la altura de la circunstancias. Primero, cuando son incapaces de apoyar a su equipo (28,17%) y, por miedo, les dan la espalda en vez de defenderlos ante un superior, no se preocupan de su promoción o de pelear por un aumento.
El segundo escenario es la insensibilidad ante los problemas de la gente. Un lastre que padecen el 25,61% de los trabajadores y, muy especialmente, las mujeres.
Otro de los perfiles clásicos es el del directivo que carece de criterio (24,66%). En el mismo nivel se sitúa el que, para imponer autoridad, siempre critica las fallos y nunca aplaude los aciertos.
La otra cara de la moneda es la del jefe que no cumple sus compromisos (21,56%). Este tipo de superior termina por saturar la paciencia de sus empleados cuando cae en la injusticia y los favoritismos (19,54%), cuando actúa con falsedad (18,46%), y cuando se pone las medallas que pertenecen a su equipo (17,79%).
Desconfianza
Para los jóvenes y las mujeres, uno de los comportamientos más irritantes de los jefes es la falta de confianza (17,12%); mientras que los veteranos critican más la falta de valor de sus superiores (14,69%) y la poca claridad de objetivos (13,34%).
Por último, se destaca el jefe que no respeta los horarios (10,11%). “Su gran peligro es que resulta desmotivador, porque lo que esconde es un problema personal por el que no quiere irse a casa y obliga a todo su equipo a tener que quedarse más rato , advierte el ejecutivo de Otto Walter.