Fidel Castro cumplió ayer 81 años, esperando, sin duda, poder seguir haciéndose oír, tanto en su país como en el extranjero.

Sin embargo, Raúl Castro, desde que llegó al poder en reemplazo de su hermano, ha fomentado un debate sin precedentes en el sistema sobre cómo hacer que Cuba avance.

Recientemente Raúl realizó un sondeo de las empresas estatales y comisiones económicas del partido para saber qué obstáculos impedían mejorar la producción y cómo superarlos. Una comisión sobre temas relacionados con la propiedad socialista ya está trabajando con la teoría económica marxista, su aplicación histórica y cómo utilizarla para mejorar el desempeño económico de Cuba.

“Me alegra que Fidel esté mejor, pero estoy más interesado en el otro Castro, el más activo , dijo recientemente el asistente de un ministro cubano.

Y la mayoría de los cubanos sienten lo mismo, especialmente desde que Raúl pronunció un discurso esperanzador el 26 de julio, un feriado que conmemora la primera acción armada de Fidel en 1953.

Raúl señaló que la agricultura cubana necesita una reforma “estructural y conceptual , reconoció que los salarios estatales no son suficientes para sobrevivir y dijo que se necesitan más inversiones extranjeras para mejorar la producción.

Esto difiere bastante de las recientes observaciones de Fidel. “En un año el estándar de vida puede mejorarse mediante el aumento del conocimiento, la autoestima y la dignidad de la gente. Sólo basta con reducir el desperdicio para que crezca la economía , escribió.

¿Es qué Raúl se está preparando para apartarse del camino?, se preguntan muchos cubanos, ¿y qué pasará con Fidel?

Fidel parece ser la sombra de aquel rebelde que fue alguna vez. No se lo ha visto en público durante más de un año y en uno de sus escritos recientes se quejó de que le demandaba un gran esfuerzo arreglarse para recibir visitas extranjeras, dar entrevistas o posar para fotografías en su conjunto deportivo Adidas. Tanto su paradero como la enfermedad que sufre siguen siendo secretos de estado.

Los funcionarios cubanos ya no hablan del regreso de Fidel al poder sino de su continua presencia para ayudar a dirigir la Nación. Otra forma de ver esta situación es que se trata de dos hombres tratando de equilibrar un proceso revolucionario oscilante. Evidentemente la balanza se ha inclinado hacia Raúl, la pregunta es qué es lo que esto implica.

Raúl sabe que los cubanos quieren una vida mejor, más racional, realista y productiva.