El Profesor Xing Min Yin de la Universidad de Fudan en Shangai es no sólo el principal experto y consejero del gobierno de Beijing en política industrial sino, por sobre todas las cosas, un hombre sabio. Transmite con claridad prístina, a través de simple ejemplos y máximas, sus ideas y conceptos, reflejo a su vez de más de 30 años de estudio de la cambiante realidad económica del fenómeno de nuestra era, China.
A continuación, una semblanza, que no hace justicia a más de dos horas de rica conversación en su oficina en el Departamento de Economía en Fudan; una verdadera lección sobre el presente y el futuro de la revolución económica china.
Según Xing Min, una de las claves, poco comprendida en Occidente, de la gran transformación china es que la “política industrial creó y crea el mercado . Su eje ha sido siempre aumentar la competencia en todos los niveles y mercados, si bien en forma gradual y progresiva. Generar ‘campeones nacionales’ o ‘elegir ganadores’, no es un objetivo, o quizá siquiera, una posibilidad, en un mercado donde los consumidores se cuentan en miles de millones y las distancias y diferencias regionales son formidables. En otras palabras, enfatiza con delicadeza pero con autoridad, “lo que funcionó (en mercados mas limitados como) Japón o Corea, no funciona en China .
Tres fases distingue Xing Min en la evolución económica de China desde 1978. Una primera etapa dominada por las “zonas especiales y la inversión masiva en industrias intensivas en el uso de mano de obra de baja calificación, como textiles y calzado. Una segunda fase, que habría comenzado a mediados de los noventa, caracterizada por el predominio de las industrias de bienes industriales, como el acero. Y finalmente, una tercera etapa que continúa en nuestros días, signada por la emergencia de las industrias intensivas en conocimiento de la informática y la electrónica.
En estas tres fases, que se superponen y perduran gracias a las dimensiones mundiales de la economía china, dos factores están siempre permanentes: la presencia dinamizante de las empresas transnacionales y el rol rector y orientador del estado chino.
Para Xing Min, el desafío de la política industrial china en esta última etapa está en aumentar y mejorar el capital humano vía educación, y en generar un verdadero salto en Investigación y Desarrollo (I&D) en el conjunto de la economía. Para enfrentar este desafío, es imprescindible, al tiempo, el fortalecimiento de las capacidades de política económica a nivel local. Con un claro dictum, el profesor lo expresa en forma axiomática: “cuanto más cerca de la realidad productiva y empresarial esté el gobierno, menor será el margen de error de la política industrial .
El dialogo giró, en su parte final, necesaria aunque brevemente, hacia Argentina. Expresando que si bien “China está muy interesada en un acuerdo comercial con el Mercosur , y sin cavilar por un momento de nuestro potencial para aprovisionar la ingente demanda china por más y mejores alimentos, sus dudas se fundieron en una sola palabra: confianza. Caminando de salida junto al nuevo edificio de más de veinte pisos de la universidad de Fudan, Xing Min nos dejo así, un interrogante a responder: “¿puede China confiar en Argentina en los próximos veinte años como uno de sus proveedores principales de alimentos? Era el final de la lección china.