En enero de 2003, Umberto Agnelli tomó la presidencia de Fiat tras la muerte de su hermano mayor, Giovanni, quien fue el hombre fuerte del grupo en los últimos años.
Hasta presidir la automotriz, Umberto se ocupó de las dos sociedades familiares, IFI e IFIL, depositarias del 30% de las acciones de control de Fiat.
La tragedia es un denominador común en la familia Agnelli y más aún para los que ocupan el cargo de presidente. Sucede que Umberto es el tercer integrante consecutivo de la familia que muere por cáncer siendo presidente. En 1997, antes de él y su hermano, había fallecido su hijo Giovanni Alberto, que había sido nombrado número uno por Giovanni.
Su vuelta a la compañía se produjo a principios de 2003, cuando las distintas ramas de la dinastía renuevan su confianza en la firma en plena crisis y lo nombran presidente de la sociedad. A Umberto le tocó dirigir la fase de saneamiento, que conllevó la venta de muchos de sus activos financieros y la apuesta de nuevo por el que fue su primer negocio: la fabricación de automóviles.