

En lo que se refiere a las crisis, si de algo podemos estar seguros, es que sus causas no se repiten: en los ’80 fue la deuda y en los ’90 los déficit de cuenta corriente. Después de estos golpes las naciones “hicieron los deberes . Desde 1998, en general los países emergentes cambiaron los déficit de cuenta corriente por superávit y los tipos de cambio fijos por regímenes flexibles. Se acumularon reservas en moneda extranjera y se redujeron los niveles de vulnerabilidad frente a los capitales especulativos de corto plazo.
Pero, siguiendo a Stephen Roach de Morgan Stanley, los problemas que van surgiendo no pueden ser solucionados con los arreglos del pasado. La próxima crisis bien podría originarse a partir de factores muy diferentes. Uno de esos factores podría ser la caída en el consumo de los EE.UU., en sintonía con la desaceleración económica.
Se revela aquí una debilidad de los emergentes aún no superada: la excesiva dependencia de la demanda de los países desarrollados y de EE.UU. en particular, en conjunción con un débil consumo interno. El cociente exportaciones sobre PIB es de casi el 40% para los países en vías de desarrollo, mientras que para los desarrollados apenas supera el 25%.
Una caída fuerte del consumo americano podría traer aparejado un descenso abrupto en el nivel de actividad de las economías emergentes. Las más expuestas en este sentido son México (80% de sus exportaciones van para EE.UU.), China (40%), Brasil (23%) y Corea (16%). Pero el impacto podría alcanzar a otros países que comercializan sus productos con Asia, especialmente commodities, ya que luego son vendidos manufacturados a EE.UU.
La combinación de una desaceleración económica en EE.UU. y el incremento del costo del dinero en algunas economías emergentes podría provocar un fuerte deterioro en los indicadores de crecimiento. Esto ya se está viendo en Nueva Zelanda y posiblemente Turquía, India y Sudáfrica corran igual suerte.
En el campo financiero, la primera reacción de los inversores fue la venta de activos de riesgo, independientemente de los fundamentals, generando ventas masivas a partir del 10 de mayo. Este proceso fue más selectivo en la segunda etapa, cuyo inicio podemos ubicar en el 10 de junio. Es por ello que las monedas de Turquía, Hungría y Sudáfrica, entre otras, soportaron un fuerte sell-off durante la última semana. De todas maneras, habrá que seguir muy de cerca la evolución de los activos de las economías más expuestas (Turquía, Hungría, Sudáfrica, India, Polonia) ya que en un extremo puede provocarse un contagio hacia el resto de los activos financieros de riesgo.
*Asociado de la consultora Delphos Investment










