Los líderes de los países más ricos del mundo no lograron ayer ponerse de acuerdo con respecto a una estrategia concertada para fortalecer la economía global, debido a que hay opiniones divergentes sobre el estado de la recuperación y sobre qué es lo que conviene hacer a continuación.
Angela Merkel, canciller de Alemania, quería que las conversaciones del Grupo de los Ocho países industrializados (G-8) se concentraran en buscar una “estrategia de salida para planificar la mejor manera de desmontar los enormes paquetes de estímulo fiscal y monetario, lo que indica que su preocupación pasa por el creciente endeudamiento y el riesgo de inflación.
Otros mandatarios, como Gordon Brown, el primer ministro de Gran Bretaña, sostuvieron que este tipo de negociación resulta prematura, dado que el mundo todavía enfrenta riesgos económicos, mientras otros han pedido que las naciones ricas continúen implementando los planes de estímulo existentes.
En medio de pronósticos económicos que a menudo resultan contradictorios –el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, elevó sus previsiones de crecimiento para 2010, pero advirtió que la recuperación será lenta– lo mejor que pudieron hacer los participantes de la cumbre del G-8 fue tratar de disimular las grietas.
“Las estrategias de salida variarán de un país a otro, según las condiciones económicas internas y las finanzas públicas , dijeron en un borrador del comunicado final los mandatarios de Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Rusia.
Barack Obama, presidente de EE.UU., dejó la puerta abierta en cuanto a la posibilidad de aplicar nuevas medidas de estímulo en su país, aunque agregó que gastar más dinero que se ha tomado prestado podría ser “potencialmente contraproducente .
Por su parte, Brown señaló que la cumbre del G-8 debería ser una “segunda llamada de alerta , tras la cumbre de abril del Grupo de los 20, realizada en Londres, porque la economía mundial continúa amenazada. El primer ministro británico considera que el aumento en los precios del petróleo, el proteccionismo y el alto desempleo pueden socavar una situación frágil.
Stephen Harper, primer ministro de Canadá, ocupó una posición intermedia, ya que dijo que la primera prioridad es invertir con inteligencia el dinero que ya se ha comprometido.
“Notamos algunas señales de estabilización de nuestras economías. Sin embargo, la situación económica se mantiene incierta y sigue habiendo riesgos significativos para la estabilidad económica y financiera , señala también el borrador del comunicado.
Los dirigentes volverán a reunirse en
septiembre para la cumbre del G-20 en Pittsburgh, EE.UU. De todos modos, ayer acordaron que el precio justo del petróleo está entre u$s 70 y u$s 80 el barril, según una vocera de Dmitry Medvedev, el presidente ruso.
Persuadir a los productores para que acepten este rango de precios –y encontrar un mecanismo para hacerlo cumplir– será un tema mucho más difícil.
El presidente francés Nicolas Sarkozy, y Brown defendieron la necesidad de fijar un rango de precios para el petróleo, e insistieron en que esto podría lograrse incrementando la transparencia de la oferta y la demanda, y abriendo más los mercados.
En cambio, en esta cumbre no se trató el tema del dólar estadounidense como moneda global clave, según informó un funcionario del gobierno de Japón. China había pedido que se discutiera el papel del dólar como moneda de reserva mundial, aunque había señalado que la divisa estadounidense seguirá siendo la principal moneda de reserva durante años. Pero la idea de cuestionar el rol del dólar en medio de una crisis económica no resultó atractiva para los líderes del G-8.