La batalla contra el lavado de dinero tiene un costo drásticamente superior para los bancos de todo el mundo.
Esta mayor carga se debe a que las entidades necesitan contratar personal adicional e instalar sistemas tecnológicos para detectar operaciones sospechosas.
Un estudio elaborado por KPMG Forensic en 224 bancos de 55 países indica que la suma que las entidades bancarias destinan a sistemas para combatir el lavado de dinero se incrementó 58% en los últimos tres años, principalmente debido a los costos vinculados al monitoreo de operaciones y a la capacitación al personal.
En América del Norte y algunos países de Medio Oriente, el costo aumentó 70% o más en el mismo período.
Los costos han subido como resultado de la mayor presión que ejercen los entes reguladores para que los bancos tomen medidas enérgicas contra el lavado de 1 billón de dólares anuales (esa es la estimación) por parte de traficantes de drogas, de armas y otros delincuentes.
Desde que en 2001 se supo que los terroristas habían movido dinero a través del sistema bancario, las instituciones reciben presiones de los reguladores y de la Financial Action Task Force (FATF), un organismo intergubernamental, para identificar las transacciones sospechosas.
Más de 70% de los bancos consultados por KPMG aseguró que ha aumentado la cantidad de informes de actividades dudosas, lo que implica que la transacción bancaria es sometida a investigación.
El incremento en el costo de la lucha contra el lavado de dinero es superior a las propias predicciones que hicieron los bancos en 2004, cuando KPMG Forensic elaboró su último estudio. En ese entonces esperaban en promedio un aumento de 43%.
Pese a la sofisticada tecnología de monitoreo disponible para detectar transacciones sospechosas, 97% de las entidades confirmó que depende de la supervisión que efectúa su personal para controlar y detectar actividades dudosas.