El ingreso de China al centro mismo de la economía internacional esta redefiniendo el futuro no solo de las naciones sino también de las economías regionales en todo el planeta. Las provincias argentinas no están exentas de esta tendencia de fondo mundial.
China abre una oportunidad histórica para las provincias argentinas. Aparece por primera vez desde la década del treinta una economía inmensa, y al mismo tiempo muy abierta, que demanda masivamente lo que la mayoría de las provincias producen competitivamente. Al mismo tiempo, el incremento en el consumo chino de alimentos con mayor contenido proteico abre la puerta para aumentar el valor agregado y el contenido tecnológico de las exportaciones provinciales.
Estas tendencias de futuro ya son hoy. En la ultima década, el comercio con China ha aumentado espectacularmente para la mayoría de las provincias argentinas. De 24 provincias, solo tres -San Juan, Corrientes y Buenos Aires- crecieron por debajo de la tasa nacional anual promedio de crecimiento de las exportaciones (37%) hacia ese mercado.
China es cada vez mas un destino crucial para las ventas externas de las provincias. Para seis provincias el mercado chino ya representa entre el 13 y el 25 por ciento de todas sus exportaciones.
La participación de las provincias en las exportaciones nacionales a China se ha diversificado solo parcialmente en el ultimo decenio. Mientras en 1994, Buenos Aires y Santa Fe concentraban el 66% de las ventas, en 2004 este porcentaje cayo al 60%, con importantes avances de otras provincias como, por ejemplo, Córdoba, que paso de solo el 7% al 19%.
Mas allá en el futuro, existen también enormes oportunidades para venderle a China productos de mayor valor agregado como alimentos procesados, derivados forestales y minerales y lácteos.
Sin embargo, esta deseable diversificación de las ventas de las provincias argentinas al mercado de mayor crecimiento del mundo no sucederá en forma mágica o automática.
Es necesaria, primero, una intensa acción pública que apunte, por una lado, a eliminar las barreras arancelarias y no-arancelarias a las exportaciones argentinas en el mercado chino, siguiendo, por que no, el ejemplo de Chile, que acaba de celebrar un acuerdo de libre comercio con el gigante asiático, y por el otro, a promocionar en forma sistemática y sostenida los distintos productos y marcas provinciales en China.
Segundo, y quizá lo más esencial, es preciso desplegar una estrategia de desarrollo provincial que, apoyándose en las ventajas comparativas en recursos naturales, apunte a añadir valor, diversificar la producción, aumentar el nivel de calificación de los trabajadores, e integrar y fortalecer las cadenas productivas provinciales.
El agro puede ser un camino hacia la industrialización y un eje para el desarrollo sostenible nacional pero solo lograra concretar esa posibilidad si esta acompañado de políticas publicas que apunten a desplegar el potencial productivo de la totalidad de la cadena productiva. Solo a través de las sinergias entre el sistema educativo, la sociedad civil, el sector empresario y las instituciones provinciales esta estrategia de desarrollo, que montada en las ventajas comparativas busca navegar exitosamente la ola de crecimiento que viene desde Asia, será posible.