Tal como adelantó la semana pasada, este martes el Gobierno publicó el Decreto de Necesidad y Urgencia 179/2025 que lo habilita a cerrar un nuevo Programa de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y recibir "dinero fresco" del organismo saltando las exigencias de la "Ley Guzmán" de sostenibilidad de la deuda pública.
Por lo pronto, aunque se desconoce el monto del acuerdo, un informe reciente del Citi proyecta un desembolso de entre u$s 15.000 y 20.000 millones, más la posibilidad de otros u$s 5.000 millones extra de parte del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que "potenciarían" el ingreso de fondos e incluso permitirían levantar el cepo cambiario este mismo año.
El programa gozará de un plazo para el pago de intereses de hasta 10 años, con un período de gracia de cuatro años y medio. Según detalla el DNU, en línea con el objetivo de Javier Milei y Luis Caputo de "no comprometer su política económica de déficit cero", el dinero que desembolsará el FMI "deberá ser utilizado exclusivamente para cancelar deudas del Tesoro Nacional, con el Banco Central y deudas con el FMI".
En primer lugar, esto incluye a "las operaciones de crédito público celebradas en el marco del Programa de Facilidades Extendidas de 2022 [firmado por Martín Guzmán] cuyo vencimiento opere dentro de los cuatro años de la suscripción del acuerdo", señala el decreto.
Además, estos fondos también serán utilizados para la cancelación de "las letras intransferibles en dólares en poder del Banco Central": qué es este instrumento financiero y por qué el Gobierno quiere usar el préstamo del FMI para cancelar su deuda.
¿Qué son las Letras Intransferibles (LI)?
Las Letras Intransferibles son instrumentos de deuda emitidos por el Tesoro Nacional a cambio de dólares de las reservas del BCRA. Este sistema se implementó por primera vez el 5 de enero de 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner, con el objetivo de saldar la deuda externa que Argentina había contraído con el FMI durante la presidencia de Fernando de la Rúa.
En términos simples, el BCRA entregaba dólares (un activo líquido) al gobierno a cambio de un instrumento de deuda que, en principio, no podía ser transferido o negociado en los mercados (de ahí lo de "intransferibles"). Esta operación fue clave para reducir la deuda externa en su momento, pero con el correr de los años se convirtió en un componente importante de la deuda pública del país.
Con el tiempo, las LI se han utilizado para una variedad de fines: no solo para cancelar la deuda con el FMI, sino también para cubrir otros compromisos del gobierno, como el pago de deuda con tenedores privados y las obligaciones con organismos internacionales. Hoy en día, el stock de estas letras asciende a aproximadamente 69.231 millones de dólares, una cifra que representa una parte importante de la deuda pública.
El problema central con las LI es que, aunque tienen un valor nominal muy alto, su valor de mercado es considerablemente más bajo. Mientras que nominalmente estas letras suman más de 69 mil millones de dólares, su valor real es apenas de 23.161 millones de dólares, lo que refleja una diferencia de más del 60% respecto a su valor en libros. Esta disparidad genera un debate contable importante sobre la forma en que deben ser tratadas y canceladas.
El Gobierno de Javier Milei también hizo uso de las LI en enero del 2024, cuando, a través del DNU 23/2024, el Tesoro fue autorizado a tomar del BCRA hasta u$s 3.200 millones "a 10 años de plazo, con amortización íntegra al vencimiento, la que devengará una tasa de interés igual a la que devenguen las reservas internacionales". Esto se justificó por el aumento en las reservas del Central.
A fines del 2024 se definió a través de otro DNU que los pagos de los servicios de amortización de capital y el 60 % de los intereses de las letras intransferibles adeudados este año "serán reemplazados, a la fecha de su vencimiento, por nuevos títulos públicos emitidos a la par, a 5 años de plazo, con amortización íntegra al vencimiento".
Ahora, el gobierno de Javier Milei anunció que usará parte de los desembolsos del FMI para reducir las Letras Intransferibles. Los u$s 20.000 millones que se estiman, que implicarían fondos frescos para las reservas de u$s 8.000 millones, ahora le permitiría al Tesoro rescatar las LI que le colocó al Banco Central (BCRA).
Cambio de acreedor: ¿aumenta la deuda del Estado?
Tal como detallóEl Cronista, en teoría, el BCRA recuperaría parte del poder de fuego para intervenir en los mercados. No obstante, en el mercado hay algunos cuestionamientos respecto de si pedir dinero al FMI para cancelar LI es una buena idea o si implica asumir más deuda.
"Si se considera al BCRA y al Tesoro como un solo deudor, sería un incremento de deuda", advirtió el economista Federico Glustein.Sin embargo, para Salvador Vitelli, jefe de Research de Romano Group, la operación será beneficiosa para el regulador monetario. "El BCRA capitalizaría por cambios en las valuaciones de los activos que recibe y la deuda bruta del Tesoro se mantiene inalterada, solo cambia cualitativamente y de acreedor: en vez del Central, pasa a ser el FMI", aporta.
Jorge Carrera, quien fue vicepresidente y director del BCRA, explicó a este medio que, más allá de los cambios, "estos fondos estarán en manos del Estado, por lo que es falso que no sea nueva deuda, como dice el Gobierno".
"Lo cierto es que, si le dan nuevos fondos al Gobierno, el endeudamiento del sector público con el Fondo aumentaría y sería superior a los u$s44.000 millones iniciales, daría la impresión de que se agregan u$s8.000 millones, según la estimación de un banco suizo", concluye el economista.
Pedro Gaite, de Fide, advirtió por su parte que, en este proceso, el Tesoro de alguna manera cambia de acreedor y pasa de deberle al BCRA al FMI, lo que es mucho más nocivo. "Casi que no hace falta explicar que los intereses son mayores y las exigencias son otras y más exigentes con el Fondo", dice.