El mercado internacional dio un fuerte apoyo al Gobierno al colocar u$s 1000 millones en bonos en pesos a 2030. Las ofertas fueron 70% por encima de ese monto. Asi, creció el stock de deuda en pesos por parte de los no residentes. El Gobierno podría seguir emitiendo deuda en pesos para acumular divisas. Qué impacto tiene esta estrategia en el tipo de cambio y en las curvas en pesos. La reciente colocación del Bonte 2030 por u$s 1000 movió una variable que hace mucho no evidenciaba cambios al alza. Por primera vez desde 2015, los inversores no residentes ven aumentada su exposición a activos argentinos en pesos. Actualmente hay u$s 1700 millones en bonos en pesos en manos de no residentes, según los cálculos de la consultora 1815. El piso fue alcanzado en diciembre de 2024 cuando los extranjeros solo tenían u$s 700 millones. El desarme de posiciones de bonos en pesos por parte de los extranjeros fue permanente desde el pico máximo de 2017, cuando en aquel momento llegaron a tener u$s 25.000 millones. Luego, y en medio del estallido de la crisis cambiaria local, los extranjeros fueron reduciendo exposición en activos locales, pasado a u$s 15.900 millones en 2018, bajando a u$s 9700 millones en 2019 y en u$s 5500 millones en 2020. La merma continuó los años de pos pandemia, bajando a u$s 2500 millones a finales de 2021, y a u$s 700 millones en 2024. El Gobierno utilizó este instrumento en pesos para poder hacerse de reservas y de dólares, dado que en el actual esquema cambiario, el BCRA anticipó que no intervendrá dentro de la banda, a menos que el dólar toque la parte inferior de la misma. Dado que el dólar se ha resistido por ahora en tocar dicho nivel, y ante la necesidad de acumular divisas, el equipo económico emitió el bono en pesos para no residentes y se hizo de u$s 1000 millones. De esta manera, separó los u$s 1000 millones e inyecto $1,5 billones en pesos en la última licitación. En línea con esto, se cree que el Gobierno postergará la revisión del FMI de mitad de junio a finales de julio. "Si la fecha de revisión no se modifica, ya se da por descontado un waiver, dado que habría que acumular alrededor de u$s 4050 millones antes del viernes que viene (13 de junio), en base a nuestros cálculos", dijeron desde Portfolio Personal Inversiones (PPI). Hasta dicha fecha, y con la intención de seguir acumulando dólares, se cree que el Gobierno podría seguir emitiendo bonos en pesos para extranjeros. De ocurrir, elevaría el nivel de exposición de bonos en pesos por parte de los inversores internacionales. Al mercado le siguen quedando dudas sobre cómo se logrará la meta de reservas ya que hasta la próxima revisión también habrá que pagar vencimientos de deuda en dólares. Hay cuatro licitaciones programadas hasta fines de julio (13 de junio, 25 de junio, 7 de julio y 29 de julio), en las que podrían ofrecerse BONTES que se suscriban con dólares. Sin embargo, la Argentina también tiene que pagar un poco más de u$s 4300 millones de vencimientos de Globales y Bonares el 9 de julio. Desde PPI remarcaron que si el Tesoro emite BONTES por u$s 1000 millones en cada licitación que resta hasta fines de julio, conseguiría u$s 4000 millones, que servirían para afrontar prácticamente la totalidad de los pagos de capital e intereses del 9 de julio. "Aún con esa emisiones, el tesoro tendría que acumularse alrededor de u$s 4000 millones para cumplir con la meta de reservas. Bajo la postura de que no habrá compras "directas" de divisas dentro de las bandas, no queda claro cómo se alcanzará el target de reservas, excepto que haya una emisión masiva de BONTE. Para tener de referencia, en 2016, se suscribieron BONTES con dólares directamente por alrededor de u$s 6800 millones", recordaron. El hecho de que los inversores internacionales tengan un rol más importante en el total de la deuda en pesos es un factor que podría generar mayor volatilidad en el mercado local. En el pasado, el desarme de posiciones en pesos por parte de los fondos del exterior provocaba una mayor inestabilidad cambiaria. De cualquier manera, dado que es un bono a largo plazo y que tienen la obligatoriedad de permanecer 180 días, las chances de que haya tensión cambiaria también pueden verse reducidas. En esta instancia, la biblioteca está dividida y los frescos recuerdos de la crisis del macrismo generan incertidumbre, más aun si se siguen incorporando jugadores del exterior al stock de deuda local. Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance, no espera que haya gran volatilidad a partir de la actual incorporación de inversores no residentes. "En los niveles que estamos no vemos que este dato sume volatilidad al mercado local. Pensemos que en 2019 los no residentes tenían en torno al 10% y hoy es menos del 2%. Además, sobre los BOTES emitidos en dólares, cabe recordar que esos u$s 1000 millones están hedgeados porque se vendió la misma cantidad de dólar futuro", explicó. Matías Waitzel, socio de AT Inversiones, resaltó que la reciente colocación del Bonte 2030 exclusivamente para inversores internacionales marcó un hito importante. "Fue la primera emisión de este tipo desde 2018 y posiciona nuevamente a Argentina en el radar de los mercados internacionales", resaltó. En esa línea, agregó que la emisión de dicho bono puede sumar volatilidad al mercado local. "La incorporación de este bono puede sumar volatilidad a los activos en pesos, al menos en el corto plazo. La mayor participación de inversores externos implica que los flujos de entrada o salida de capitales pueden generar movimientos bruscos en precios", afirmó. Además, Waiztel agregó que "a esto se suma que, si bien la tasa de corte fue atractiva (TNA 29,5%, efectiva cercana al 32%), deja implícita una devaluación esperada de casi 18% anual, lo que podría condicionar las expectativas hacia adelante si el tipo de cambio llegara a desalinearse". Una de las causas que generaron en el pasado el desarme de posiciones es que el mercado no tenía un nivel suficiente de anclaje de expectativas. Esto es algo que no ocurre en la actualidad ya que el mercado internacional mostró la misma confianza con la que esta operando el mercado de deuda local en relación al futuro inflacionario de Argentina. Lo cierto es que los inversores no se posicionarían en bonos en pesos a tasa fija largo plazo si creyesen que la inflación y el dólar se van a disparar. Justamente, al aceptar un bono a tasa fija a largo plazo implica que tienen la confianza de que la inflación va a seguir apuntando a la baja y que la misma va a estar controlada. De esta manera, se espera una buena dinámica inflacionaria de corto y de mediano plazo. El hecho de que la curva a tasa fija en pesos se muestre ahora invertida, no implica que el mercado está viendo riesgos de default, sino que en realidad está mostrando una expectativa de mayor desinflación para el mediano plazo. Alejo Rivas, Estratega en Balanz, remarcó que la tasa a la que se colocó el Bonte 2030 (29,5% TNA, 31,7% TIR) estuvo en línea con lo que esperaba. "Estivo en línea a las expectativas de inflación y la tasa real de la curva CER. Es razonable, además, con la incertidumbre de un bono a cinco años. La valuación del bono a la fecha del put en 2027 (como si venciera en ese momento), nos da que la TIR debería ubicarse en torno al 27%, consistente con una tasa real de la curva CER cercana al 10% y expectativas de inflación que se sitúan en un promedio de 16% interanual a mayo del 2027", dijo. Por otro lado, detalló que cuando se extiende el análisis hasta 2030, esto da como resultado una TIR cercana al 30%, en línea con la tasa de colocación, dado que entra a jugar el riesgo electoral y los distintos escenarios de inflación posibles. Sin embargo, sigue viendo a los CER como atractivo. "En este contexto, los instrumentos CER siguen siendo una alternativa. El TZX26, por caso, es un buen instrumento para tomar duración y mantener cobertura. Este bono ofrece buenos retornos en nuestro escenario base, además de cobertura frente a escenarios de mayor debilidad del tipo de cambio", remarcó. Las tasas de inflación esperada para los próximos meses por el mercado apuntan a que el índice de precios caerá al 1,5% mensual desde junio hasta octubre, para que luego la inflación caiga a niveles de 1,2% desde los primeros meses de 2026. Maximiliano Bagilet, team líder de TSA Bursátil, remarcó que la estrategia del Gobierno apuntó a priorizar la acumulación de dolares en la emisión del Bonte a 2030. "Creo que el Gobierno optó por llevarse todos los dólares. Un cupón en torno a un break even de inflación del 20% me parece elevado, por lo que creo que va a acomodarse en el mercado secundario en el corto plazo", dijo. Dada la emisión del bono, en relación al impacto en la curva CER, Bagilet considera que no cambio el contexto para la curva CER. "Si miramos los datos de alta frecuencia, estamos viendo una fuerte desaceleración de la inflación en el corto y mediano plazo con un tipo de cambio estabilizado en las bandas. Yo no veo cambios significativos en la estrategia en pesos. En este contexto creo que para una cartera de cobertura a largo plazo, voy por los CER a marzo, junio y noviembre de 2026. Para carteras corto prefiero Lecap y para medio plazo voy por duales", detalló Bagilet. Finalmentee, y Dado el actual contexto, Waiztel considera más atractivo tomar una estrategia defensiva en el posicionamiento de las inversiones. "En este contexto, creemos que lo más prudente para posicionarse en activos en pesos es priorizar instrumentos de corta duración, especialmente las Lecaps entre junio y agosto, que hoy concentran más del 50% del total de las emisiones recientes. Estos instrumentos permiten aprovechar tasas aún atractivas (TEMs de entre 2,2% y 2,5%) y, al mismo tiempo, reducen el riesgo de duración", dijo.