La agencia Fitch Ratings bajó ayer la calificación de Venezuela en tres niveles, de "B" a "CCC", ante la caída de los precios del petróleo que en el último cuatrimestre presiona a la golpeada balanza de pagos bolivariana, en un contexto reducido de financiamiento externo e inestabilidad macroeconómica.
Al haber caído tres escalones, Venezuela se unió a Ucrania, el único país del mundo que mantiene esta calificación de Fitch. También la nación bolivariana mantiene bajas notas según Standard & Poors (CCC+) y Moodys (CAA1).
A pesar de haberse acrecentado en el corto plazo las chances de un default en la tierra de Chávez, Venezuela todavía no corrió la suerte de Argentina, que es el único país del mundo calificado por la agencia como "RD" (restricted default, en inglés), es decir, en un default restrictivo, por no haber cumplido con los pagos soberanos a raíz del litigio que lo enfrentó con los holdouts.
De acuerdo a Fitch, la dependencia de Venezuela en los commodities es muy alta, ya que el petróleo explica apróximadamente el 92% de los ingresos externos y el 50% de los ingresos del gobierno central en 2014. Así, argumenta que los bajos precios del petróleo van a erosionar la principal fuente de divisas para la economía.
La capacidad de Venezuela para responder a un shock externo está limitado por el bajo nivel que ostentan las reservas internacionales, además de enfrentar restricciones operacionales de liquidez y fuentes limitadas de financiamiento externo. "Nosotros tornamos en marzo la calificación de Venezuela en B con perspectiva negativa por la caída de reservas internacionales y el deterioro en el panorama económico, la inflación y el mercado cambiario. En el segundo semestre, con la caída del petróleo, existe poca flexibilidad de aguantar precios bajos con el nivel actual de reservas", dijo Eric Arispe, director en el grupo soberano de América Latina para Fitch Ratings.
Las reservas en el Banco Central de Venezuela (BCV) suman unos u$s 21.400 millones, al menos la mitad de las arcas que la entidad monetaria tenia en su poder a fines de 2008, cuando el gobierno de Chávez debió hacer frente a la caída brusca en los precios del petróleo como resultado de la crisis financiera internacional.
Según los cálculos de Fitch, las limitaciones operativas de liquidez que presenta el Banco Central se deben a que el 72% de las reservas internacionales se mantienen en oro.
Por otro lado, la inflación promedió un 55% los primeros ocho meses de 2014, mientras que la brecha entre los tipos de cambio oficial y el paralelo sigue aumentando a un ritmo rápido, alimentando las presiones inflacionarias y cambiarias. En este contexto, Fitch estima que la economía pudo haberse contraído cerca del 4% en 2014 y que permanezca en recesión en 2015.
"Las calificadores están diciendo que en algún momento no van a alcanzar los dólares que llegan al país. Se pagan las importaciones o las amortizaciones de deuda. El mercado está apostando a un default. De acuerdo a mi análisis, a u$s 55 el barril de petróleo Venezuela se torna insolvente si no realiza cambios en la economía", dijo Kathryn Rooney Vera, directora de research de Bulltick, en diálogo con El Cronista.
Los bonos venezolanos perdieron casi la mitad de su valor desde mediados de año. Según datos de la agencia Bloomberg, los bonos soberanos que vencen en 2027 cayeron 49% desde fines de junio, cuando los precios del petróleo comenzaron a desplomarse. Incluso el mercado de seguros de crédito contra default (CDS) aumentaron hasta 91% la probabilidad de un impago venezolano en los próximos cinco años.