Desde el corazón del sistema financiero argentino, el diagnóstico de un alto directivo bancario es tan contundente como preocupante: "La cadena de pagos está rota". Las empresas, grandes, medianas y pequeñas, acumulan defaults, los bancos se quedan sin margen para prestar y el dinero, además de elevar su costo, dejó de circular con fluidez. La descripción es cruda, pero precisa una radiografía clara del sistema financiero. En diálogo con El Cronista el ejecutivo bancario hizo un extenso y detallado recuento de cómo llega el sector a las elecciones del domingo y señaló: "No sabemos qué va a pasar el lunes (27), pero tenemos poca expectativa de que sea algo positivo". Recordó que las tasas en pesos llegaron a superar el 180%, niveles que tornan inviable cualquier actividad productiva. "¿Quién puede pagar ciento ochenta de tasa y por cuánto tiempo?", se pregunta el banquero, sin dramatismos, pero con preocupación palpable. El diagnóstico apunta al corazón de la política monetaria. Con un régimen de encajes del 53% diario, penalizaciones triples y un mercado interbancario tensionado, el sistema financiero opera bajo una asfixia autoinfligida. "Ya no hay precio. Si alguien pide plata y te ofrece pagar 250% de tasa, igual no hay fondos para darle. Hay que cerrar la canilla", advierte. En paralelo, la tasa interbancaria llegó a niveles estratosféricos antes de la última licitación del Tesoro, en la que el Ministerio de Economía liberó temporalmente algo de presión al poner en circulación unos dos billones de pesos, pero la calma duró poco. "La operatoria diaria en el mercado cambiario, de entre u$s 700 y u$s 800 millones, se convierte en una 'aspiradora de pesos' que deja sin oxígeno al crédito productivo", advirtió el banquero. A este cuadro se suma lo que el ejecutivo llamó "la recesión abierta": consumo en caída, capacidad instalada ociosa y morosidad en ascenso. "La irregularidad del sistema se duplicó en tres meses", advirtió. Hacia el final de la conversación, el directivo amplía el foco: "Mientras el sistema formal se ahoga en encajes y restricciones, el crédito informal explota". Se refirió así al auge del financiamiento fintech, que crece sin regulación ni límites claros. "Las Fintechs te ofrecen plata a un clic, sin evaluar capacidad de pago. El costo financiero total llega al 400 o 500%, y buena parte de sus clientes ni siquiera entienden lo que están tomando", señaló. Para el banquero, la diferencia con el crédito bancario no es solo de tasa, sino de lógica: "Nosotros prestamos a quien conocemos, con una estructura que busca acompañar el desarrollo de un negocio; ellos maximizan volumen y trasladan el riesgo al cliente". El fenómeno preocupa tanto por su impacto social -familias sobreendeudadas, emprendedores atrapados en ciclos de crédito impagables- como por su potencial efecto sistémico. "Es un modelo muy rentable, pero que está creciendo sin regulación. Y eso, tarde o temprano, genera una bomba de tiempo", concluyó.