Para cada edad hay un tipo de inversión y, a medida que pasan los años, la posibilidad de tomar riesgos disminuye. Una cartera equilibrada entre renta fija y renta variable siempre es recomendable, pero, ¿cómo saber cuál es el ideal para cada uno?

Lo primero que se puede hacer es aplicar la llamada "regla del 120", que consiste restar la edad a 120 para obtener el porcentaje de activos de renta variable (como acciones) el renta fija (títulos, bonos u ON) que debería tener el portfolio. Así, a los 25 años se recomienda un 95% de acciones. Esta regla sirve como norma general para dar una idea de cuánto riesgo conviene tomar según la edad.

Según pasan los años

A los 20 es el momento de tomar riesgos. Con toda la vida laboral por delante, existe la posibilidad de empezar de nuevo. Como el objetivo es el largo plazo, tener una cartera basada en acciones es razonable, ya que las bajas del mercado pueden recuperarse con el tiempo. Pero también es el momento ideal para empezar a apartar dinero para el retiro: la "magia" del interés compuesto va a multiplicar los pocos dólares que se guarden mes a mes cuando llegue el momento de la jubilación.

A los 30 habrá que bajar un poco la exposición a activos de renta variable, pero para quienes quieren monitorear el día a día de la Bolsa, es posible hacer inversiones agresivas en acciones. También se pueden empezar a sumar bonos y ON como una manera de quitarle volatilidad a la cartera, ya que ofrecen un interés fijo y bajo riesgo. Invertir en bienes raíces también es una opción. Conviene monitorear el mercado global para ver dónde se encuentran las mejores oportunidades.

A los 40 ya es momento de empezar a ser más conservador. Si bien el retiro aún está lejos, en términos financieros recuperarse de una pérdida será mucho más complicado. El inversor conservador podría sentirse cómodo con un 60 por ciento acciones y asignación de bonos del 40 por ciento. Quienes tienen poca aversión al riesgo la cartera pueda tener hasta un 80% de acciones (conviene incluir fondos de acciones que combinen acciones internacionales sólidas).

A los 50 ya llegó el momento de bajar la exposición a la volatilidad de los mercados bursátiles. La renta fija debe sumar participación y eso incluye incursionar en el mercado de real estate, que permite conservar el capital y obtener una renta mensual.

Después de los 60 llega el momento de pensar en disfrutar del dinero ahorrado durante los años anteriores. Habrá que minimizar la exposición al riesgo de la cartera. Activos de renta fija e inmuebles son la opción ideal.