Una de las razones por las cuales el dólar sigue bajo presión, pese a las liquidaciones récord del campo, es que los mismos productores que liquidan enseguida salen a dolarizar esos pesos, aprovechando este suerte de unificación cambiaria entre el oficial y el MEP. Mientras el dólar oficial se mantuvo en $ 1275, el MEP y el contado con liquidación avanzaron 1% a $ 1270, mismo porcentaje que subió el blue, a $ 1295. Si se le agrega el 1% de comisión que cobran las Alycs por operar los dólares financieros, termina costando prácticamente lo mismo que el oficial. Si bien los agroexportadores no están autorizados a comprar dólares por norma del Banco Central desde la época de Cristina Kirchner, el productor sí puede comprar dólares si es persona física. "En general lo hace porque es la única forma que tiene de mantener sus activos en dólares luego de vender maíz o soja. Siempre que el tipo de cambio suba, el precio de los granos sube en pesos", revela el presidente de una de las grandes entidades del sector, en estricto off the record. Fabio Saraniti, CEO de Win Securities, advierte que, a diferencia de gobiernos anteriores, ahora al no haber brecha entre el tipo de cambio oficial y el bursátil, luego de pagar las retenciones compran prácticamente al mismo precio del oficial que vendieron. "Guardan sus ahorros en soja o en dólares, por eso el MEP se mantiene estable. Luego en la medida en que van necesitando pesos, van vendiendo MEP los dueños de las empresas agropecuarias, siempre a nombre propio, porque como persona jurídica no pueden hacerlo". Esta es una de las razones por la cual la suba del dólar se dio en medio de siete ruedas en las que el agro liquidó un total de alrededor de u$s 2000 millones. Ese monto mensualizado son u$s 6300 millones, algo no visto jamás salvo en septiembre de 2022, cuando fue el primer dólar soja. "En las próximas nueve ruedas la liquidación podría sumar unos u$s 2.800 millones, a razón de u$s 310 millones por día, y luego veremos un descenso muy marcado", anticipan los analistas de la consultora 1816. Gustavo Araujo, Head of Research de Criteria, señala que comienzan a evidenciarse tensiones en los flujos de divisas: la cuenta corriente consolida su saldo negativo y se observa una mayor demanda de dólares por parte de personas físicas, tanto para atesoramiento como para turismo. "Sobre este telón de fondo, emergen ciertos factores de corto plazo que aportan volatilidad adicional al frente cambiario. Por un lado, la finalización de la ventana de baja de retenciones al sector agropecuario, tras un período de liquidación récord de oleaginosas que debería agotarse hacia finales de mes, podría poner un freno a la oferta de divisas recibida durante este lapso en el dólar. Por otro lado, en el plano político, el calendario electoral introduce un nuevo foco de incertidumbre sobre el frente cambiario". En un universo en el que los exportadores estuvieran obligados a liquidar sus ventas al exterior, pero no tuvieran restricciones para acceder al mercado de cambios, un aumento de la liquidación de divisas no debería influir en lo absoluto en el valor del tipo de cambio, a menos que se dé en forma simultánea con un incremento en la demanda de pesos. Sin aumento de demanda de pesos cuando suben las exportaciones debería subir la demanda de dólares para atesoramiento. Si este movimiento del tipo de cambio real ayudará o no a la solidez económica dependerá en buena medida del nivel de pass through, que se podrá empezar a medir recién con la inflación de julio. "Si el mercado le cree al techo de la banda cambiaria, entonces debería ver más atractivas las colocaciones en pesos. Respecto a la credibilidad del techo de la banda, la variable más relevante para mirar, aunque por supuesto no la única, es la política, como los debates en el Congreso y la elección en la provincia de Buenos Aires", concluyen desde 1816.