
Cuando Rusia dijo ayer que estaba volviendo a desplegar aviones en su distrito militar occidental (que limita con Ucrania) hacia aeródromos de emergencia, el anuncio inquietó a muchos en Europa, preocupados de que Moscú sume aún más tensión en su país vecino.
Pero el temor de Moscú por perder Ucrania frente a un nuevo gobierno en Kiev, que podría tender a darle la espalda a Rusia, no es de ninguna manera una obsesión irracional.
El puerto crimeano de Sevastopol, donde se encuentra la flota del Mar Negro, es vital para el poderío naval ruso no sólo en el Mediterráneo. Como tal, la base es de gran importancia porque Rusia buscar recuperar parte de su influencia global, que viene disminuyendo desde la desintegración del imperio soviético.
En los últimos cinco a diez años, hubo un resurgimiento de las operaciones navales rusas, en particular en el Mar Negro y el Mediterráneo, aseguró Lee Willett, analista naval de la consultora de seguridad IHS Jane. Sevastopol ha sido un importante centro para proyectar el poder naval ruso.
Conforme a acuerdos firmados con Ucrania en 2010, los militares rusos pueden seguir usando Sevastopol hasta 2042, con una opción extender el uso hasta 2047.
En diciembre el presidente ruso Vladimir Putin pidió la presencia de la flota del Mar Negro en Sevastopol, un factor clave para la seguridad regional.
Deberíamos reanudar la cooperación militar y técnico-militar, señaló tras firmar el acuerdo mediante el cual Rusia prometió a Viktor Yanukovich, presidente ruso, un rescate de u$s 15.000 millones.
Pero con el derrocamiento de Yanukovich, Moscú se vio obligado a, al menos, trazar un plan para escenarios muy diferentes. La pregunta es si ese acuerdo se verá afectado por los cambios en el gobierno ucraniano, afirmó Willett.
La importancia de la base militar quedó comprobada durante la guerra con Georgia en 2008, cuando la flota rusa realizó bloqueos en el Mar Negro y lanzó aterrizajes anfibios. También mostró su utilidad para Rusia en la crisis de Libia, misiones antipiratas en el Mar Indico y el rol de Moscú en el desmantelamiento de las armas químicas de Siria.
Después de que la guerra civil de Siria obligó a Rusia a abandonar su base naval en el puerto sirio de Tartus el año pasado, Sevastopol se volvió aún más crucial.











