Luxemburgo empezará a relajar el secreto bancario a partir de 2015. El refugio fiscal más grande de la UE se convierte así en el último miembro en ceder ante la creciente presión internacional para evitar la evasión tributaria.

Jean-Claude Juncker, el primer ministro, aseguró que el Gran Ducado permitirá que Estados Unidos y los estados miembros de la UE accedan a los detalles bancarios de los depositantes locales.

Podemos, sin gran perjuicio, introducir un intercambio automático de información a partir del 1 de enero de 2015, aseguró ayer Juncker al parlamento de Luxemburgo en un discurso sobre el estado de la nación.

Sin embargo, el secreto bancario seguirá intacto para las compañías extranjeras, una medida que busca tranquilizar a las miles de multinacionales que eligen Luxemburgo (que ofrece impuestos corporativos muy bajos) como sede de su casa matriz en Europa.

Juncker negó haber recibido presiones para cambiar la política del país en cuanto al secreto bancario. Estamos siguiendo un movimiento mundial...no estamos cediendo ante la presión alemana, agregó.

Luxemburgo se oponía firmemente a modificar sus polémicas normas que rigen el secreto bancario y que atraen a multinacionales, fondos de inversión e individuos multimillonarios que buscan proteger su dinero. La industria financiera del Gran Ducado es 22 veces más grande que el PBI del país y tiene más de 3 billones de euros en activos.

El inesperado giro llega en un momento en que la Comisión Europea y Alemania repetidas veces exigieron a Luxemburgo que levantara su secreto bancario. De los 27 países que componen el bloque, sólo Austria y Luxemburgo habían rechazado el intercambio automático de datos sobre los depositantes.

El anuncio se produce días después de que el ministro de Presupuesto de Francia, Jérôme Cahuzac, admitiera que había mentido sobre una cuenta bancaria secreta Suiza.

Desde que comenzó la crisis de deuda soberana en 2009, varios países de la UE intensificaron su lucha contra el éxodo de capitales hacia los refugios fiscales. Las cinco economías más grandes de Europa acordaron cooperar más en la toma de medidas severas contra la evasión fiscal.