Los estados del Golfo están creando modestos pero crecientes lazos con los países latinoamericanos, con la idea de explotar metas comerciales conjuntas y complementar las relaciones que actualmente mantiene el bloque con Asia.
Grandes fondos de riqueza de los petroestados árabes ya adquirieron participaciones de compañías sudamericanas líderes, y ambas regiones comparten intereses en energía, infraestructura y seguridad alimentaria.
Los países árabes y latinoamericanos se reunieron en Perú durante octubre en el marco de su tercer cumbre interregional en siete años, la última etapa de un esfuerzo oficial que data de al menos la creación del cartel petrolero OPEP en 1960, pero que tardó en desarrollarse.
Las dos regiones son emergentes y se están abriendo al mundo, comentó Hassan Abdel Rahman, director ejecutivo del Foro rabe-latinomaricano, un grupo no gubernamental que promueve la relación entre los dos bloques.
El esfuerzo de forjar una relación más estrecha forma parte de un giro geopolítico más amplio, en un momento en que los países occidentales se hunden financieramente y las economías emergentes ganan terreno. Las dos regiones priorizaron sus relaciones sólidas con los países asiáticos (encabezados por China), que son hambrientos consumidores del petróleo y los minerales que ellos producen.
Pero los delegados que asistieron a una reciente conferencia en Abud Dhabi sobre las relaciones entre el mundo árabe y latinoamérica señalaron que los países del Golfo están más atentos a las oportunidades que surgen en América del Sur y que antes ignoraban.
Quizás la operación individual más llamativa hasta el momento fue la que anunció en marzo Eike Batista, el hombre más rico del mundo: Mubadala, la compañía de inversiones estatal de Abu Dhabi, adquiría una participación de u$s 2.000 millones en el grupo de logística y minería del magnate, EBX
El año pasado Al Gharrafa Investment, con sede central en Qatar, elevó su participación en Adecoagro, empresa productora de alimentos y energía renovable líder en América del Sur, mientras que Doha y Abu Dhabi adquirieron partes del brazo brasileño de Santander, el banco español.
Kuwait y Brasil crearon una comisión conjunta para fortalecer el comercio y la inversión, mientras que Hassad Food de Qatar está analizando posibilidades en America latina.
Obviamente que los estados del Golfo están interesados en invertir en seguridad alimenticia en los amplios espacios abiertos de América del Sur y también son una potencial fuente de fondos para los contratos de construcción de infraestructura que tanto se necesitan en la región sudamericana.
Ambas regiones también comparten un fuerte interés por el desarrollo de nuevas tecnologías (y cooperación académica) en áreas como energía renovable y protección ambiental. Nosotros tenemos problemas en nuestros países, como la aridez, que son iguales a los que sufren los países árabes, señaló Anibal Jozami, rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Sin embargo, sigue habiendo grandes obstáculos para alcanzar una relación más amplia, incluyendo el deficiente transporte y logística. Algunos inversores árabes también se quejan de que los sistemas jurídicos de algunos países sudamericanos son poco transparentes o injustos.
