Preocupa que Evo Morales busque aferrarse al poder y que, luego, no sólo enfrente protestas dentro de su país sino también se convierta en un paria en el exterior, como ocurre con su aliado venezolano Nicolás Maduro. Los observadores dicen que la prueba de fuego para el presidente boliviano será su respuesta a los disturbios en las calles.
"¿Reprimir? No, nunca. La represión no está en nuestra naturaleza", dijo Álvaro García Linera, el vicepresidente de Bolivia a Financial Times. Sin embargo, los analistas advirtieron que el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales y los movimientos sociales vinculados a él podrían convertirse en una fuerza piquetera en Bolivia. Los grupos pro gobierno dijeron que se "movilizarán" para defender el resultado electoral que favorece a Morales, mientras que la oposición llamó a una manifestación masiva en La Paz.
Con los años, el apoyo de los granjeros, sindicatos y migrantes urbanos otorgaron a Morales tres arrolladoras victorias presidenciales, lo que le permitió cambiar la constitución. Pero su legitimidad se debilitó por su falta de respeto por la democracia. Morales ignoró su derrota en un referéndum en 2016 sobre si debía aspirar a un cuarto mandato.
"Cuando Evo ignoró la voluntad popular sobre su reelección, nos dijo todo lo que necesitábamos saber sobre su respeto por la democracia", dijo Jim Shultz, del Centro para la Democracia, un think-tank en Cochabamba.
