Mientras Jeb Bush parece acercarse lentamente a una candidatura presidencial, a los expertos se les hace agua la boca frente a la posibilidad de que se enfrenten las dos dinastías políticas modernas de Estados Unidos: los Bush contra los Clinton.
Pero fue la creencia del ex gobernador de Florida de que puede ganar una feroz batalla por la candidatura en su propio partido republicano lo que lo llevó a entrar en la pelea mucho antes de lo esperado. Ayer declaró que "explorará activamente" su ingreso a la carrera creando un comité de acción política.
La candidatura de Bush nunca fue inevitable. Si se presenta, enfrentará una formidable oposición en un sector amplio de los republicanos que probablemente esté repleto de candidatos más populares entre los activistas de las bases del partido, desde el senador de Texas Ted Cruz hasta el senador de Kentucky Rand Paul.
Recibe fuertes críticas por haber roto con la ortodoxia del partido en temas centrales como inmigración, donde expresó su apoyo a brindar a los indocumentados la posibilidad de ser ciudadanos y de recibir educación. Pero podría declarar formalmente que competirá en la carrera presidencial como favorito del establishment del partido.
En las últimas semanas, varios de los grandes aportantes republicanos pidieron a Bush que formalice sus pasos a seguir para ser candidato; tenían un ojo puesto en la tan bien aceitada maquinaria para recaudar fondos que aprovecharía Hillary Clinton, la probable candidata del Partido Demócrata, y el otro en las donaciones que circularán si otras figuras del establishment, como Mitt Romney y el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, deciden entrar en la carrera.
Si bien Bush no dijo ayer que estaba creando un comité de exploración, la tradicional ruta hacia la declaración de una candidatura, sí confirmó que armaría un comité de acción política "para discutir los desafíos más importantes que enfrenta nuestra excepcional nación".
Eso le permitirá movilizar donantes y empezar a construir la infraestructura necesaria para montar una campaña nacional. Además, podrá profundizar el mensaje de que participará de la campaña como uno de los primeros candidatos que sale de la gatera, mientras busca fortalecer su atractivo entre una base republicana que pone en duda su postura conservadora.
Para sus seguidores, Bush sigue siendo la mejor esperanza de su partido para mantener a raya a Clinton, y evitar una tercera victoria demócrata consecutiva en la contienda por la Casa Blanca. Desde 1981 hasta 2009, un Bush o un Clinton fue presidente o vicepresidente de los Estados Unidos. Justo cinco años después, la posibilidad de una repetición es, para todo comentarista, un sueño hecho .
