Petrobras es una empresa petrolera estatal brasileña que el año pasado quedó envuelta en un escándalo de corrupción por miles de millones de dólares. ¿Los inversores globales realmente le prestarían dinero a 100 años? Al parecer, sí lo harían. Las ofertas para el "bono centenario" emitido por Petrobras superaron en más de cinco veces los u$s 2.500 millones emitidos.

Los bonos centenarios no son un concepto nuevo; ya hubo otros emisores grandes como la empresa de energía francesa EDF. En abril, el gobierno de México emitió bonos a 100 años en euros. Petrobras, sin embargo, ha extendido todavía más los límites de los mercados de obligaciones negociables, que crecieron rápidamente en un entorno de costos de endeudamiento históricos. La emisión le permitió al turbulento grupo energético brasileño asegurarse financiación hasta 2115 para cuando posiblemente el mundo esté utilizando energía transmitida desde Marte.

Sin duda, también dejó a muchos preguntándose perplejos qué nos dice la nueva emisiónsobre la crisis del sistema financiero posterior a 2007.

Sería equivocado concluir que los inversores actuaron en forma alocada. Es cierto que Petrobras tiene problemas, al igual que la economía brasileña. Sin embargo, los bonos rindieron un tentador 8,45%. Más bien, la emisión del bono recalcó cómo las tasas de interés mundiales ultra bajas y la flexibilización cuantitativa están transformando el mercado de deuda corporativa, acabando con el papel tradicional de los bonos como alternativas supuestamente más seguras que las acciones.

Invertir en un bono que no será rescatado hasta mucho después de la expectativa de vida de un ser humano podría implicar suposiciones imprudentes sobre las posibilidades de supervivencia del emisor. La belleza de la matemática del mercado de bonos, sin embargo, radica en que esas preguntas existenciales son irrelevantes cuando calculan bien los pagos a realizarse en un lejano futuro.

Si esta semana un inversor comprara bonos de Petrobras con valor nominal de u$s 1.000 y utilizara el 8,45% como "tasa de descuento", el valor actual del último pago del bono en 2115 el retorno de los u$s 1.000 más un cupón sería de solamente 26 centavos de dólar. Sin importar si el bono eventualmente es rescatado o no, la diferencia es mínima.

Cálculos similares explican porqué México pudo emitir un bono a 100 años por 1.500 millones de euros a pesar de que algunos se preguntan si la moneda única europea existirá en una década y ni hablar dentro de un siglo.

Más bien, lo que interesa para el desempeño a más corto plazo de los bonos de Petrobras como valores negociables será cómo se percibirá su solvencia crediticia, y cuál será el nivel de las tasas de interés mundiales. Estas últimas podrían aumentar el rendimiento de los bonos y disminuir los precios pero una mejoría en la suerte del grupo energético actuaría en dirección opuesta, justificando rendimientos más bajos y precios de los bonos más altos.
El bono centenario de Petrobras todavía puede estar enviando señales de advertencia. No ayudó a aplacar los temores por los grandes ingresos de capital en los bonos corporativos de mercados emergentes que se produjeron en los últimos años y el riesgo de una corrección desestabilizadora si la Reserva Federal de EE.UU. comienza a elevar las tasas de interés a fines de este año.

Los bonos a más largo plazo permiten a las compañías de pensiones y de seguros adaptarse mejor a sus futuras responsabilidades. Pero pueden amplificar los vaivenes del mercado; las matemáticas de los bonos señalan que los pequeños cambios en las tasas de interés producen movimientos de precios proporcionalmente mayores en los bonos de más largo plazo.

Los bonos centenarios fortalecen la tendencia hacia la emisión de deuda corporativa y pública con vencimiento mucho más lejano. La proporción de emisiones nuevas a más de 10 años es la más alta desde 2007, según JPMorgan.

En las últimas liquidaciones del mercado, los bonos actuaron más parecido a las acciones. "Tenemos que acostumbrarnos a pensar en bonos como activos "riesgosos", declaró Stephanie Flanders, estratega principal de mercado para Europa de JPMorgan Asset Management. "Cuando uno ve un bono con un alto rendimiento, se sabe que conlleva ciertos riesgos", agregó.

Es comprensible el interés de los inversores.