
Stathis Potamitis, director de un estudio jurídico de Atenas, asegura que el 17 de julio romperá la promesa que mantiene desde que en los setenta participaba en un grupo clandestino de estudiantes que se oponía a la dictadura militar de Grecia. Esta vez tiene pensado votar a la derecha.
Para Potamitis, la decisión es clara, aunque poco agradable. Acusa a Nueva Democracia, partido de centroderecha, de la corrupción y mala administración que precipitaron la crisis económica de Grecia. Sin embargo, teme que la alternativa, el partido Syriza (o Coalición de la Izquierda Radical), sea peor.
Ahora me dejo llevar por la horrible situación de tener que votar a este hombre que es una de las causas de los problemas que sufrimos en estos momentos, señaló refiriéndose al líder de Nueva Democracia Antonis Samaras. Su amiga, Niki Siropoulou, ejecutiva de marketing, fue más concisa al afirmar: Tengo que votar a un completo idiota.
Crece la frustración a medida que los votantes estudian sus opciones ante una fundamental contienda que podría definir si el país cambia de rumbo después de cinco años de crisis económica, y quizás, su futuro en Europa.
Para Samaras, las elecciones presentaron un particular desafío: hay poco tiempo para crear una nueva Nueva Democracia, diferente a los pecados del pasado. De ahí que está apelando al temor que sienten los votantes a que un gobierno de Syriza permita a Grecia volver al dracma y abandonar la Unión Europea.
En un discurso televisado, Samaras advirtió que la promesa de Syriza de rescindir el impopular acuerdo de préstamos que el país firmó con la UE y el Fondo Monetario Internacional significaría una absoluta catástrofe para Grecia, incluyendo escasez de alimentos y medicamentos.
Es demasiado pronto para saber si la estrategia funcionará (las encuestas demuestran que Nueva Democracia avanza cabeza a cabeza con Syriza) pero es poco movilizante. Dedicarse a sembrar miedo no le servirá de mucho, se quejó Potamitis.
Ilias Nikolakopoulos, veterano encuestador griego, concuerda: Nueva Democracia sigue siendo un viejo partido, y ése es el problema. Si pudieran cambiar su imagen, sería muy fácil conseguir una gran victoria.
La firma de investigaciones MRB explicó lque los votantes con cierto nivel de educación entre 45 y 55 años se estaban inclinando por Syriza. Esos griegos con hijos, hipotecas y otras obligaciones en circunstancias normales no apoyarían a un partido que se autodenomina radical.
Dimitris Mavros, director de MRB, especula con que la escala de la crisis griega dejó a muchos con la idea de que ahora es demasiado riesgoso mantener las cosas como están. No tienen margen para decir, bueno, esperemos tres o cuatro años para que Grecia se restablezca, comentó Mavros.
Samaras se oponía a las condiciones austeridad del primer rescate a Grecia, argumentando que estrangularía la economía, pero finalmente firmó presionado por los líderes de la UE.
Al hacerlo, permitió que Alexis Tsipras, líder de Syriza, obtuviera un sorpresivo segundo lugar en las elecciones del 6 de mayo con la desafiante promesa de hacer pedazos el acuerdo.











