
Al igual que la mayoría de los líderes chinos, Li Keqiang tuvo que armarse de paciencia cuando escalaba las filas del Partido Comunista. Ahora, después de 30 años, el hombre que asumió el cargo de Primer Ministro de China hace dos semanas no puede darse el lujo de perder tiempo. El país más poblado y la segunda mayor economía del mundo está pidiendo a gritos una reforma y lograrlo depende de Li.
En la tan cuidadosamente orquestada jerarquía del partido, Li juega un papel secundario al de Xi Jinping, el nuevo presidente. Sin embargo, mientras que el jefe de Estado establece la dirección general de los términos de liderazgo chino durante 10 años, el premier es el principal responsable de la economía. Así que le toca a Li, de 57 años de edad, responder a un coro imponente - desde liberales nacionales y empresas privadas a inversores extranjeros - que apela al nuevo gobierno a frenar el rol dominante del Estado en la economía, fortalecer el estado de derecho y controlar la corrupción.
Para muchos en el extranjero, la última década es la historia del ascenso notable de una potencia económica. Pero en el interior del país se habla de una "década perdida" y crece la desilusión por el aumento de los precios de las propiedades, la contaminación y un estado autoritario. El gobierno debe solucionar esto o enfrentarse a la posibilidad de que el crecimiento mayormente pacífico de China se convierta en algo más problemático.
Li parece reconocer la necesidad de cambio. En su primera reunión de gabinete se decidió que todos los ministros deben impulsar firmemente la reforma y permitir que la gente vea resultados prácticos a través de una serie de logros reales. Tras celebrar una reunión con el premier, Jack Lew, el nuevo secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo que estaba claro que China había asumido un compromiso sincero con respecto a su plan de reforma - antes de agregar que el desafío será lograr "un avance concreto".
Ésta no es la primera vez que un nuevo premier promete cambios. Hace diez años, Wen Jiabao, el antecesor de Li, se comprometió a hacer que la economía fuera más equitativa, humana y sustentable. Pero no cumplió. Cuando dejó el cargo, sus promesas se habían transformado en poco más que recordatorios de la inercia de su gestión.
Los reformadores esperan que Li siga la línea de Zhu Rongji, premier de 1998 a 2003 y artífice de algunas de las reformas más audaces del país, incluyendo un programa de privatización a gran escala. Dichas expectativas son exacerbadas por el ascenso de los antiguos subordinados de Zhu a posiciones críticas en el nuevo gabinete. Entre ellos está Lou Jiwei, ex director del fondo de riqueza soberano, que fue designado ministro de Finanzas.
Pero el mismo Li también es visto como una especie de nueva clase de líder. De todas formas, se trata de un Primer Ministro que ha recibido capacitación sistemática en Economía, dijo Yang Dali de la Universidad de Chicago.
Nacido en 1955 en Dingyuan, en el centro de China, Li alcanzó la mayoría de edad durante la revolución cultural. Al igual que muchos otros de su generación, a los 19 años fue enviado al campo a realizar trabajo manual. Pero, a diferencia de aquellos que eran un par de años más grandes, tuvo la posibilidad de continuar su educación superior ya que las universidades empezaron a aceptar alumnos otra vez. La competencia para ingresar era feroz, pero en 1977 se convirtió en uno de los afortunados que consiguió una vacante en la Facultad de Derecho de la Universidad de Beijing junto a otros dos oriundos de Anhui, su entonces pobre provincia natal, donde su padre era funcionario.
"Desde el comienzo se mostró interesado por el derecho económico y trató de adquirir conocimientos prácticos mediante la realización de una pasantía en la China International Trust and Investment Corporation - la única ventana al mundo a fines de la década de 1970", dijo Tao Jingzhou, uno de los otros dos oriundos de Anhui, quien ahora es socio de la firma de abogados Dechert de Beijing.
Li leyó a A.V. Dicey, experto en derecho constitucional británico, y colaboró en la traducción de "El debido proceso de la ley" de Lord Denning, el influyente juez del Reino Unido. Después de obtener el título de abogado, realizó un doctorado en Economía. Su trayectoria académica lo distingue de líderes anteriores, muchos de los cuales eran ingenieros.
Esta distinción fomenta algunas de las críticas dirigidas hacia Li. Si se analizan sus antecedentes, queda claro que tiene serios problemas ejecutivos, afirmó un directivo occidental radicado en Beijing. No tiene la determinación de Zhu Rongji.
Sus amigos dicen que Li siempre fue apacible y cauteloso. Incluso en las fotografías de sus días de estudiante, tiende a aparecer en un costado. "En ese entonces era un chico muy tranquilo y de bajo perfil - en los debates grupales siempre hablaba en último lugar y era muy tímido; desde luego, no era extrovertido ni agresivo, recordó Tao.
La carrera de funcionario puede haber agudizado esa tendencia. El largo camino a través de los diferentes niveles de burocracia partidista y gubernamental le enseñó a Li a esperar que llegue su momento y a mantener un perfil bajo mientras tanto. Es miembro del partido desde sus días en la localidad rural de Anhui y se abrió camino a través de las filas de la Liga Juvenil Comunista. Esto lo convirtió en un protegido de Hu Jintao, el antecesor de Xi, que domina la facción de la liga juvenil, uno de los principales grupos del partido. Li adquirió reputación por su lealtad, pero no sin un toque de pragmatismo. En 1989 contribuyó a persuadir a los alumnos de la Universidad de Beijing de que no se unieran a las protestas de Tiananmen y luego no persiguió activamente a los manifestantes.
En 1998 Li continúo su carrera en ascenso, al ocupar los cargos de gobernador provincial y secretario del partido en la muy poblada provincia central de Henan y en la nororiental de Liaoning, conocida como el "cinturón del óxido", antes de ingresar al Politburó y a su influyente Comité Permanente en 2007.
Los que apoyan a Li citan su transformación de áreas extremadamente pobres de Liaoning en lugares con viviendas decentes como el logro más importante en materia de política económica durante su gestión en las provincias. Pero sus detractores lo acusan de haber contribuido a ocultar una epidemia de VIH en Henan y también señalan que durante el segundo mandato de Wen, Li era Vice Primer Ministro.
Hasta ahora, los funcionarios chinos que han ocupado los cargos secundarios gozaron del respaldo popular como el buen premier de la gente, señaló Chang Ping, un periodista reconocido en Alemania. Pero es posible que este modelo no funcione en el caso de Li ya que el público desilusionado ya no lo acompaña.
Traducción: Natalia lvarez











