La comparecencia del expresidente Donald Trump, en presencia de un destacamento del servicio secreto y con la prensa de todo el mundo haciendo guardia en el exterior, no tiene precedente en los 82 años de historia del tribunal penal de Manhattan. Sin embargo, cuando los equipos de televisión se hayan marchado, el caso conocido como 'El pueblo contra Trump' transcurrirá según lo previsto, con todos los formalismos necesarios antes de que arranque el juicio. Esto es lo que cabe esperar en las próximas semanas: Los abogados de Donald Trump han adelantado que pedirán al tribunal que desestime el caso. Este procedimiento suele presentarse en los 45 días siguientes a la lectura de cargos en el tribunal penal de Nueva York. Una cuestión, por ejemplo, podría ser si el delito menor de falsificación de registros comerciales puede incluirse en una ley federal de financiación de campaña para elevarlo a delito grave. También podrían cuestionar si los cargos se presentaron antes del plazo en el que prescriben, que normalmente es de dos años en Nueva York para este tipo de delitos. Se espera que los fiscales argumenten que el plazo quedó en pausa cuando Trump abandonó el estado para vivir en Washington y luego en Florida. "Cuando se trata del expresidente de Estados Unidos y hay tanto en juego, debería tener la oportunidad de investigar este caso en profundidad", argumentó Jeremy Saland, un abogado defensor de Nueva York y exasistente del fiscal de distrito en Manhattan. Los abogados de Trump también pueden presentar una moción en la que se pide al tribunal que desestime el caso en "interés de la justicia". El juez decidiría entonces sobre cuestiones como si seguir adelante con el caso afectaría a la confianza pública en el sistema judicial. La fiscalía de Manhattan dispondrá de cierto tiempo para responder a este tipo de alegaciones. El calendario lo marcará el juez asignado, que, al parecer, es Juan Merchan. Susan Necheles y el resto de la defensa de Trump podrían también pedir al juez que revise las anotaciones del gran jurado, que escuchó los testimonios de los testigos incluyendo al exabogado de Trump, Michael Cohen, y de la actriz porno Stormy Daniels antes de votar la imputación del expresidente la semana pasada. Podrían entonces utilizar una táctica que los abogados de Trump ya han desplegado en Georgia, y pedir al juez que excluya las pruebas mostradas al gran jurado basándose en que el proceso es ilegal e inconstitucional. Podrían reclamar, por ejemplo, que se presenten pruebas legalmente inadmisibles de actos previos de Trump. El equipo legal recibirá una gran cantidad de 'descubrimientos' -las pruebas reunidas por los fiscales en la fase previa al voto del gran jurado, y cualquier material extra descubierto desde entonces. Los abogados dela defensa de Trump intentarán entonces forzar a los fiscales para que presenten pruebas adicionales de las acusaciones contenidas en la imputación. Si la táctica utilizada en otros casos por el expresidente y sus empresas sirve de algo, los abogados de Trump podrían intentar presentar una serie de peticiones 'comodín', como pedir al juez que deje el caso alegando conflicto de intereses. También podrían pedir que el juicio se traslade a un lugar diferente -como el distrito de Staten Island- donde el jurado podría ser más favorable a Trump, y pedir que se le hagan unas preguntas concretas a los miembros del jurado para saber su tendencia política. El cambio de ubicación podría concederse, según Franczyk. Dado el creciente número de casos a los que se enfrenta Trump, incluyendo un caso civil presentado por el fiscal general de Nueva York y otro juicio por la periodista E Jean Carroll, que asegura que el expresidente la violó en la década de los noventa, los abogados pedirán probablemente que se retrasen para coordinar las fechas judiciales. El juez no tiene obligación de ceder a estas peticiones. El juez Arthur Engoron, que está supervisando la demanda del fiscal general de Nueva York, ha advertido a los abogados de Trump contra esas tácticas. El juez podría programar las audiencias para discutir sobre la sustancia de las mociones o el estado del proceso antes del juicio. La ley del estado de Nueva York ordena que las defensas acudan en persona a cada audiencia, que pueden tener lugar cada cuatro semanas. Sin embargo, "el tribunal no quiere un espectáculo cada vez que vaya el presidente", dice Saland. Se le podría permitir acudir de forma remota, como ocurría en los juzgados durante la pandemia deCovid. Incluso antes de que se le imputara, Trump ha estado utilizando las redes sociales denunciando lo que él considera una 'caza de brujas política' y pidiendo a sus seguidores que se manifestaran ante la oficina en Manhattan del fiscal del distrito Alvin Bragg. Desde entonces ha multiplicado sus ataques al fiscal de Manhattan y también ha asegurado que el juez Mechan "me odia". Este comportamiento podría llevar a Merchan a declarar el secreto de sumario, evitando que Trump hable públicamente sobre el caso. Pero "a los jueces no les gusta hacer eso", dice Catherine Christian, exayudante del fiscal del distrito en Manhattan, ahora en la práctica privada. "Puedes decir que estás siendo perseguido", añade Christian, pero esa retórica "puede sobrepasar la línea envenenando a un futuro jurado". Asumiendo que el caso sobreviva a todas las mociones previas al juicio, las partes intercambiarán una lista de testigos y se llegará a un acuerdo sobre la selección de los miembros del jurado. Mientras tanto, el juez Merchan, que presidió el caso contra la Organización Trump en el mismo tribunal el año pasado, "se va a asegurar de que nada se retrase", un juicio que no es probable que vaya deprisa, dice Christian. "La gente no debería sorprenderse, el caso podría tardar un año en llegar a juicio", afirma. "Recuerden que esto es Manhattan, y Trump no es el único que está siendo juzgado. Hay gente en la cárcel cuyo juicio debería celebrarse antes".