El presidente Barack Obama deja sus medias por cualquier lado. Esa es la confidencia que hizo su esposa la semana pasada, cuando apareció en el programa de entrevistas Ellen DeGeneres Show.

Él cree que es ordenado, pero tiene gente que lo ayuda, contó Michelle Obama y describió cómo el presidente deja su zapatos tirados en dormitorio. Yo le digo: no es por vos que está ordenado. Son las personas que recogen tus medias. Ellos son los ordenados.

Su aparición en el programa de televisión y el haber contado que el disciplinado presidente es menos obsesivo con el orden en su hogar forma parte de un esfuerzo por retratar a Obama como un hombre normal y que debe ser reelecto en noviembre.

Michelle Obama viene jugando el papel de humanizadora en jefe desde que es primera dama, pero está apareciendo en público con más frecuencia a medida que se enciende la campaña, incluyendo eventos de recaudación de fondos, en los que se ha convertido en una experta.

Mientras los candidatos a la nominación presidencial republicana continúan acusándose entre sí, sus esposas también están a la ofensiva con un objetivo similar: hacer que estos hombres a menudo acartonados parezcan más reales.

Apareciendo junto a su marido, el republicano Mitt Romney, Ann ha sido la consorte perfecta para la campaña, sonriente y dando apoyo. Como el cabello perfectamente peinado de Romney ha sido interpretado como un señal de rigidez, su mujer contó que hay veces que en su casa su esposo está despeinado. También recordó el apoyo que le brindó su marido después haber sido diagnosticada con esclerosis múltiple y cáncer de mama.

Ann Romney está humanizando a su marido, señaló Jennifer Lawless, experta en mujeres ligadas a la política de American University, de la misma forma en que Michelle Obama hizo parecer más normal a Barack Obama, y eso es bien recibido por el votante medio.

El conservador Rick Santorum contó cómo Karen, su esposa desde hace más de 20 años, ha criado a sus ocho hijos. Mientras tanto, el liberal Ron Paul escribió un libro de cocina con su esposa Carol.

Pero para Newt Gingrich, la presencia de su mujer Calista es más problemática, porque es la tercera. De hecho, la campaña de Romney intenta marcar el contraste entre sus 42 años de matrimonio y la accidentada historia marital de Gingrich.