En la era de los teléfonos con pantalla táctil, las aplicaciones (apps) y el rápido acceso a internet móvil, los aparatos Blackberry pasaron a ser una reliquia y motivo de burlas. Pese a que está actualizando sus productos, y los últimos lanzamientos están recibiendo buenas críticas, BlackBerry se quedó atrás de sus competidores, en particular del iPhone de Apple y la multitud de teléfonos con Android. Ahora escuchamos que está explorando alternativas estratégicas, esencialmente invitando a los compradores a sacarlo de su miseria.


Los problemas de BlackBerry son numerosos. Tardó en adoptar las pantallas táctiles, en parte porque a los 72 millones de dueños les gusta el teclado físico y escribir largos emails, lo que en una touchscreen es muy incómodo. Pero su tienda de apps no está adecuadamente surtida y no es particularmente fácil de usar. Otro problema es que los modelos más antiguos tienen dificultades para correr la mayoría de los programas.


Pero posiblemente el mayor inconveniente sea que los consumidores ya no lo ven con buenos ojos. Perdió su distinción y por más cambios que le haga al producto ya no podrá recuperarla. Tener un Blackberry ya no es cool.


Dejar de ser cool puede ser devastador para una marca, en particular en una época en que las opiniones se comparten online al instante con una enorme audiencia global. Pensemos en MySpace, que llegó a ser la red social más elegida por el público joven. En sólo algunos meses, la percepción del sitio cambió irrevocablemente entre sus usuarios. Había surgido Facebook. MySpace era más difícil de usar y algo torpe y lenta en comparación y, lo que empeoró las cosas fue que pasó a manos de News Corp, un conglomerado de medios que nunca se caracterizó por seguir las últimas tendencias.


Algunos consumidores creen que es cool no ser para nada cool. Y están también los que no les importa ir a la moda. Cerca de 2,5 millones de viviendas en Estados Unidos todavía acceden a Internet mediante una conexión dialup de AOL, en vez de hacerlo por banda ancha. Algunos no pueden pagar la banda ancha y otros están en zonas rurales a donde no llega. A muchos no les importa que Internet se mueva con lentitud.
Yo me incluyo en esa categoría con mi BlackBerry. Tiene pantalla táctil y teclado, pero la primera a menudo se tilda. El botón de mudo se activa sin que se lo pida en medio de una llamada y regularmente tengo que quitarle la batería y volver a colocarla para poder bajar los emails. Sé que debería cambiarlo por otro teléfono pero, al igual que esas personas que tienen su dialup, no pude reunir las fuerzas para hacerlo.
Estoy seguro de que reemplazaré mi BlackBerry algún día, porque sería un placer tener un teléfono que funcione adecuadamente y me permita dedicar más tiempo a navegar por Internet o jugar al Angry Birds. No ser objeto de burlas será una ventaja adicional