De planteárselo, la Ciudad de Buenos Aires podría convertirse en modelo de basura cero: su potencial para aumentar el reciclaje, disminuir los desechos, reducir el consumo y garantizar que los productos sean fabricados para ser reutilizados es enorme. Así, al menos, opina el estadounidense Paul Connett, renombrado científico y autor del libro The Zero Waste Solution.

La Legislatura porteña, que condecoró a Connett como Huésped de Honor de la Ciudad en julio, unos meses antes había aprobado la modificación impulsada desde el oficialismo a la Ley de Basura Cero (2005), que prohíbe la incineración de sus residuos sólidos urbanos. Ahora bien, avanzar con este proyecto, para él, "no acompaña las exigencias de los tiempos y las problemáticas actuales".

"La Comisión Europea ha dejado claro que la máxima prioridad es pasar de una economía lineal a una circular y la incineración no ayuda en absoluto en esa transición, por lo que se están desalentando las futuras inversiones en este sentido", plantea.

Y desarrolla: "La incineración perpetúa la economía lineal. En Europa, tienen claro que la basura cero es la única forma de pasar a una circular. Alemania, Suecia y los Países Bajos, por ejemplo, se están viendo obligados a importar residuos para alimentar sus incineradores, porque más gente está separando sus residuos, reciclando y haciendo compostaje".

- En el proyecto del Gobierno porteño, se habla de la termovalorización. ¿La incineración puede ser una solución energética?

No lo es. Si quemás residuos, puede parecer que estás obteniendo energía producida localmente: podés ver el calor producido y utilizado para generar vapor y este, a su vez, usado para generar electricidad. Entonces, sí, se produce energía a nivel local, pero, a nivel mundial, la estás perdiendo, porque quemar este material, en cuanto al uso de combustibles, requiere de una gran cantidad de energía, así como la requiere el enviarlos posteriormente alrededor del mundo para fabricar otros productos, que luego también van a ser distribuidos, lo que consumirá más energía. Toda la energía que tenés que invertir en estos productos, cuando los quemás, no la recuperás. En cambio, si reciclás, sí vas a ahorrar la energía de la extracción y el transporte; si reutilizás, ahorrás la energía de la extracción y de la fabricación; y de igual manera, con el compostaje, ahorrarás la energía que depositás en los fertilizantes químicos.

Es decir, reciclar, reutilizar, reparar, compostar, todos son métodos para ahorrar energía. Considerándolos a todos, la estrategia de basura cero ahorra, al menos, cuatro veces más energía de la que se obtiene al quemar esos desperdicios.

Por otra parte, la incineración no solo es la forma más costosa de manejar los desechos, sino que también la más costosa de generar electricidad. Si querés generar energía en la Argentina, deberías apostar por la eólica, la solar, posiblemente la geotérmica. Tener a gobiernos subsidiando incineradores es lo peor para el futuro.

- ¿La incineración tiene efectos en la salud? ¿Cuáles?

Tenemos dos problemas aquí. Uno son las nanopartículas que las plantas de incineración emiten, y que pueden viajar distancias muy largas y penetrar las membranas pulmonares. Estas membranas no pueden impedir que las nanopartículas ingresen al torrente sanguíneo y luego a todos los tejidos, y son tan pequeñas que escapan de los controles de la contaminación aérea.

El segundo problema son las dioxinas (sustancias tóxicas y cancerígenas) que se concentran en los animales. Las vacas, por ejemplo, comen pasto y acumulan una gran cantidad de dioxinas. La naturaleza concentra la dioxina en la carne de los animales y de los peces. Si hay lagos en la zona, estos concentran dioxina y también mercurio. No solo se trata de vivir o no cerca de un incinerador aunque, ciertamente, mientras más cerca vivas, más nanopartículas van a afectarte. Pero, cuando hablamos de las dioxinas que se quedan en la carne de los animales, no importa si esta se produce a 10, 20 o 50 kilómetros del incinerador: aun así obtendrás las dioxinas. Hoy, la mayor fuente de las dioxinas que terminan en el cuerpo de cualquier ciudadano en los Estados Unidos es la grasa animal, la grasa de la carne de res, del cerdo, de la leche, de los productos lácteos, de las ovejas, de los pollos, los huevos.

Necesitás tres cosas para proteger al público: uno, tener fuertes regulaciones; dos, monitorear cuidadosamente y medir las emisiones tóxicas del incinerador; y, tres, si no se cumplen los estándares, hay que clausurarlo, pero, debido a que hay tanto dinero involucrado, los gobiernos nunca lo harán. Una vez que han sido construidas las plantas de incineración tienen que mantenerlas en funcionamiento, aún si la gente se está enfermando.

- ¿Qué potencial observa en la Ciudad de Buenos Aires para el manejo de residuos?

En la Ciudad de Buenos Aires, se puede resolver el problema de la gestión de residuos, y sin incineradores. Una de las formas es a través de los cartoneros, que están muy bien organizados y son eficientes, según lo que he podido ver. Ellos podrían encargarse de hacer el reciclaje. Lo segundo es que hay áreas muy grandes en el interior con un suelo muy fértil y eso es luz verde para el compostaje. Así, todo lo que la Ciudad tiene que hacer para resolver el problema de la basura es organizar la separación de los desechos orgánicos. Si puede hacer eso, la incineración es completamente innecesaria y un increíble desperdicio de dinero y de oportunidades.

- La basura cero, ¿es una posibilidad real o un ideal?

Es una posibilidad real. Es cuestión de tener una dirección. Aunque llegar a cero en términos prácticos sea imposible, el punto es lograr un cambio de actitud. Mientras el camino sea deshacernos de los residuos, habremos perdido un planeta. Pero, una vez que aceptemos que estamos tratando con recursos y no desechos, el desafío será reusarlos. Se trata de tener una mentalidad diferente: necesitamos usar los recursos de manera sostenible, en armonía con la agricultura, la arquitectura, la creación de empleos, el planeta y la sostenibilidad.

Esto es parte de un rompecabezas holístico y se resume con esta noción de pasar de la economía lineal a la circular. Una vez allí, resolvés todos los problemas: la deforestación, la pérdida de especies, la contaminación, la agricultura no sostenible, los empleos no sostenibles, el estilo de vida no sostenible. Todo esto se encuentra en esta conversión de la economía lineal a una circular, y la gestión de residuos nos obliga a pensar en esto. La economía y la ecología son un mismo tema en un nivel planetario: lo que es bueno para la economía es bueno para el medioambiente es bueno para la economía. Tenemos que ver cómo la naturaleza hace las cosas: ella lo recicla todo, no produce desechos. Los desechos son un invento humano y la mitad del proceso de la basura cero está en el rediseño: si no podemos reutilizar, reciclar o convertir los residuos en compost, la industria no debería estar haciéndolos. Es un problema de diseño y necesitamos un mejor diseño para el siglo XXI.