Mayor empresa de agronegocios del mundo y segunda exportadora del segmento en Brasil, Cargill invirtió R$ 130 millones en una nueva unidad localizada en Três Lagoas, Mato Grosso do Sul, e inicia este mes la producción de biodiesel en escala comercial en el país.
Con capacidad para producir 700.000 litros de combustible por día, la planta se levantó al lado de una fábrica dedicada al procesamiento de granos de soja que tiene la compañía en Brasil. Todo el biodiesel se producirá a partir del aceite de soja, y parte del grano que se procesará con esta finalidad lo aportarán agricultores familiares de la región.
Según Elcio de Angelis, gerente comercial de biodiesel de la subsidiaria brasileña de la multinacional estadounidense, esa red de proveedores familiares, formada por 1.100 productores, responderá por 25% de la materia prima que demandará la nueva unidad.
La empresa espera obtener del gobierno en un plazo de quince días el 'Sello Combustible Social', referente a la participación de los agricultores familiares en esta cadena productiva. El sello brinda ventajas tributarias.
Max Slivink, director comercial para el mercado interno de la unidad de negocios de granos y procesamiento de soja de Cargill en el país, destacó que la planta de Três Lagoas se ubica cerca de las principales regiones de consumo del país (sudeste y sur) y tiene a disposición tres canales para mover la producción (por ruta, ferrocarril o fluvial).
"La planta cuenta con tecnología alemana de punta y produce un biodiesel de elevada calidad, con estándares que la ANP (Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles) prevé para 2014", dijo.
El biodiesel que están produciéndose a modo de prueba en Três Lagoas tiene, por ejemplo, una humedad inferior a 200 partes por millón, necesaria para la mezcla en un diesel con menor tenor de azufre, cuyo consumo comienza a extenderse en Brasil.
"En ese caso, el biocombustible que se mezclará tendrá que tener un tenor de humedad más bajo para evitar la proliferación de bacterias", explicó De Angelis. "Es un paso importante porque ajusta la calidad del producto brasileño a estándares internacionales", continuó.
Según los ejecutivos, el momento es propicio para que la compañía comience a trabajar en el segmento, considerando que el porcentaje obligatorio de mezcla de biodiesel en el diesel subiría de 5% (B5) a 7% (B7) en el corto plazo, según discusiones en curso.
Además, el biodiesel le da una nueva dinámica a los negocios del grupo con aceite de soja, cuyas exportaciones están cayendo. Cargill es la gran productora de aceite de soja para alimentación y usos industriales.
En medio de las discusiones sobre el nuevo marco regulatorio para el biodiesel, la Asociación de Productores de Biodiesel de Brasil (Aprobio) y la Unión Brasileña de Biodiesel y Bio kerosén (Ubrabio) proyectaron, a comienzos de este mes, que las inversiones en la cadena de biocombustible alcanzarán los R$ 28.000 millones en el país hasta 2020, cuando la mezcla obligatoria llegará a 20% y exigirá una mayor oferta.
A pesar del promisor futuro, la alta capacidad ociosa del parque productivo instalado en el país mantiene a Cargill con los pies en el suelo. "Es una industria joven, con un marco regulatorio que sufre alteraciones. Vamos a consolidar nuestro negocio a mediano plazo", afirmó Slivnik. El ejecutivo informó que Cargill no planea construir una nueva planta que trabaje en el segmento, al menos por ahora.