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España, con su vasto pasado repleto de acontecimientos complejos, dejó una huella indeleble en numerosos rincones del mundo. Algunas de estas marcas persisten hoy con fuerza simbólica en regiones que, pese a ya no formar parte del territorio español, conservan vestigios profundos de aquel vínculo histórico. Uno de esos lugares es una ciudad francesa con un legado que sigue latente en sus calles, plazas y memoria colectiva.

Escapada cultural a Montpellier, una joya con pasado español

Montpellier, situada en el sur de Francia, fue durante siglo y medio parte de la Corona de Aragón. Esta ciudad, conocida hoy por su vida universitaria, su arquitectura y su ambiente vibrante, formó parte activa de la expansión aragonesa en la Edad Media. Su historia comenzó a entrelazarse con la de España cuando Pedro II de Aragón contrajo matrimonio con María de Montpellier en 1204.

Este enlace no solo unió a dos personas, sino que consolidó la presencia aragonesa en el territorio. En 1208 nació su hijo Jaime I, uno de los monarcas más influyentes de la historia medieval hispánica. Durante este periodo, Montpellier floreció como núcleo comercial, con mercados repletos de artesanos y comerciantes que dieron forma a su desarrollo económico y cultural.

Una de las huellas más destacadas de este pasado hispánico es el centro histórico de la ciudad, conocido como el Écusson. Esta zona conserva elementos arquitectónicos y urbanísticos que evocan la época de dominio aragonés, entre ellos sus calles sinuosas y edificios de piedra que remiten a una época de gran esplendor.

Historia compartida entre Francia y España

El vínculo de Montpellier con la historia de España no se limitó a su inclusión en la Corona de Aragón. Tras la muerte de Jaime I, la ciudad pasó a formar parte del Reino de Mallorca, que también se encontraba bajo dominio aragonés. No fue hasta 1349 cuando Jaime III de Mallorca, presionado por su conflicto con Pedro IV de Aragón, vendió Montpellier al rey francés Felipe VI. Este acontecimiento marcó el final de la etapa española en la ciudad.

Sin embargo, el legado perdura. Durante el periodo aragonés se fundó la Universidad de Montpellier, el 26 de octubre de 1289, una de las más antiguas de Europa y aún activa hoy. Esta institución se convirtió en un símbolo del impulso cultural y académico que caracterizó el paso de la Corona de Aragón por la ciudad.

Actualmente, Montpellier es una parada obligatoria para quienes buscan una escapada que combine historia, cultura y belleza. Lugares como La Place de la Comédie, construida en 1755, la Porte du Peyrou -inspirada en el Arco del Triunfo de París- y el acueducto de Saint-Clément del siglo XVIII, muestran la riqueza patrimonial de una ciudad que, sin olvidar su identidad francesa, conserva viva la memoria de su pasado vinculado a España.