

Sopeña de Curueño es una localidad leonesa de apenas 62 habitantes situada en el valle del río Curueño. Este pequeño pueblo pertenece al municipio de La Vecilla y se encuentra a 969 metros de altitud. Su nombre significa “bajo la peña” y hace referencia al monte Carabedo, que domina el paisaje desde lo alto.
El río Curueño bordea el pueblo y ha marcado su historia durante siglos. Las aguas torrentosas que bajan de la montaña leonesa han dado forma a la arquitectura local. La localidad se apartó de la carretera general y se ubicó en la margen izquierda del río, conectada por un puente histórico que une el pueblo con el resto del valle.
Un pueblo leonés junto al río con arquitectura única de piedra
La arquitectura de Sopeña se integra completamente con el paisaje fluvial. La Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora presenta una característica excepcional: su pared frontal está construida con cantos rodados del río Curueño. La espadaña y el campanario se levantan sobre esta pared de piedras redondeadas que el río ha pulido durante milenios.
El templo conserva un óculo tallado en un solo bloque de piedra rosácea. Esta abertura circular funciona como mirador y paso de aire. Las obras que dieron forma actual a la iglesia se realizaron entre 1772 y 1817 bajo la dirección del párroco Leandro de la Avecilla Ordás. La construcción empleó piedra de Boñar para los elementos más nobles y cantos del río para los muros principales.

¿Qué es La Nogalona y por qué es tan importante para el pueblo?
La Nogalona es un majestuoso ejemplar de nogal que se ha convertido en el árbol totémico de Sopeña. Los habitantes lo consideran la madre y abuela de todos los nogales del mundo. Este árbol vigila los juegos de los niños del pueblo y mide sus sueños según la tradición local.
El nogal da nombre a la Asociación Cultural del lugar y al centro recreativo. Su figura aparece en el escudo del pueblo junto a la espadaña de la iglesia y el puente sobre el río. La Nogalona simboliza la continuidad y el esfuerzo de la comunidad a pesar de las dificultades. Aunque no está declarado bien de interés cultural, el árbol representa la identidad del pueblo y cobra vida especialmente en verano, cuando regresan los hijos de Sopeña.
El pueblo que sobrevivió a dos devastadores incendios históricos
Sopeña pertenece al arciprestazgo de Curueño desde el siglo XVI. La localidad pasó al Concejo del mismo nombre durante el siglo XVIII. Su antigüedad la haría acreedora a importantes vestigios históricos, pero dos incendios devastadores destruyeron huellas irrecuperables de su vida comunitaria ancestral.
El pueblo celebra sus fiestas patronales el 18 de enero en honor a Los Mártires, aunque habilitó el 16 de agosto como fecha festiva de verano. En Sopeña se recoge una miel sin parangón, producto del recodo dulce y florido que teje el río en esta zona del valle. Las calles mantienen un sabor rural apacible y conservan nombres tradicionales como la calle de El Molino o La Cuesta.














