El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, agitó el tablero político al afirmar en una entrevista televisiva que "hay jueces haciendo política y políticos que tratan de hacer justicia".
Lo dijo en defensa de su esposa, Begoña Gómez, y de su hermano David, ambos bajo investigación judicial en causas que, según el mandatario, nacieron de denuncias falsas. El comentario abrió un frente de debate sobre la relación entre el Ejecutivo y la Justicia.
A partir de esas palabras, miembros de su gabinete salieron a posicionarse. Mientras algunos eligieron respaldar con firmeza al jefe del Ejecutivo, otros optaron por un tono más moderado, intentando rebajar la tensión en pleno arranque del curso político.
La postura del ministro de Interior de Sánchez: que dijo
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, consideró que las declaraciones de Sánchez fueron "absolutamente institucionales".
Recordó que el presidente destacó el trabajo correcto de la "inmensa mayoría" de jueces y juezas, lo que, en su visión, representa una muestra de lealtad entre poderes del Estado.
Marlaska, juez de carrera, añadió además un matiz personal: expresó su preocupación por la presencia de miembros de la judicatura en redessociales y advirtió que esas intervenciones públicas pueden comprometer la imparcialidad.
Subrayó que en sus tres décadas como magistrado nunca se pronunció sobre causas en curso ni sobre tramitaciones legislativas, reservando su criterio para las resoluciones judiciales.
Con estas palabras, el ministro cerró filas con el presidente, aunque marcó una línea propia al advertir sobre la exposición pública de la carrera judicial en la era digital.
¿Qué dijo ministra de Defensa sobre la labor de los jueces?
La ministra de Defensa, Margarita Robles, adoptó un enfoque más cauteloso. Preguntada en Soria por las afirmaciones de Sánchez, se limitó a remarcar que "los jueces trabajan y cumplen con su trabajo".
Añadió que, como magistrada, prefiere quedarse con esa idea y no entrar en interpretaciones más amplias.
Robles evitó entrar en polémicas y pidió dejar que la presidenta del Tribunal Supremo, María Isabel Perelló, conduzca el acto de apertura del año judicial "como considere conveniente". De este modo, puso el acento en el respeto institucional y en la independencia de la Justicia.
La diferencia de tonos entre Marlaska y Robles muestra cómo dentro del propio gabinete conviven posturas que oscilan entre el respaldo sin matices a las palabras del presidente y la defensa discreta de la labor judicial, en un tema sensible que marca el inicio del calendario político y judicial.