En España, la edad se ha convertido en una barrera invisible dentro del mercado laboral. Quienes superan los 45 años se encuentran con un muro difícil de atravesar: currículums que no reciben respuesta, entrevistas que nunca llegan y un sistema que premia la juventud, aunque falte experiencia.
El fenómeno, conocido como edadismo laboral, afecta de manera creciente a una franja de la población que todavía tiene más de dos décadas de vida profesional por delante. Lo más alarmante es que no se trata solo de percepciones individuales, sino de un problema reconocido por las propias empresas.
El informe que destapó la discriminación laboral en mayores de 45 años
Un estudio de la Fundación Adecco confirma que el 52% de las compañías encuentra frenos para contratar a mayores de 45 años y que el 85,7% de las personas de esa edad percibe discriminación en entrevistas de trabajo.
La evidencia empírica lo refuerza: un experimento de campo publicado por Iseak en 2023 comprobó que los candidatos senior tienen un 50% menos de probabilidades de ser invitados a una entrevista aun cuando cumplen todos los requisitos del puesto.
Un problema estructural en el mercado laboral español
Las cifras son contundentes: según el SEPE, los mayores de 45 años concentran el 57,4% del desempleo total en España. Además, hay 1.329.200 personas de más de 45 buscando empleo y el 58% de los profesionales senior en paro lo están desde hace más de un año.
La contradicción es evidente: en un país que envejece aceleradamente, marginar a los trabajadores senior no solo vulnera derechos, sino que compromete la sostenibilidad del sistema laboral y de pensiones.
Medidas urgentes para revertir el edadismo en España
El Gobierno ha impulsado programas de recualificación digital, pero los expertos señalan que no basta. Reclaman políticas activas de empleo que incentiven la contratación de mayores de 45 años y sancionen prácticas discriminatorias.
El Informe de Gi Group Holding revela que nueve de cada 10 españoles reconocen la existencia de estereotipos por edad en las empresas, lo que muestra que el cambio necesario es también cultural. Asociaciones y plataformas de trabajadores afectados coinciden en el mismo reclamo: que la experiencia deje de ser un obstáculo y vuelva a ser un valor.