Existen determinados hábitos que se repiten en muchas personas. Durante el sueño cada persona decide optar por distintas posiciones, almohadas o entornos. Algunos factores pueden ser costumbres inculcadas, mientras que otros están ligados a la seguridad, la privacidad o el descanso mental.
Uno de los más controversiales es dormir con la puerta cerrada, una circunstancia discutida por algunos y amada por otros. Aunque pueda parecer un gesto sin importancia, la psicología relaciona este comportamiento con aspectos relevantes de la personalidad de cada uno.
Según el medio Metabolic, quienes mantienen la rutina de dormir con la puerta cerrada, en muchos casos buscan o priorizan un ambiente controlado, tranquilo y libre de interrupciones. Sin embargo, esta distinción entre quienes mantienen la puerta abierta y quienes la cierran para dormir también marca diferencias significativas para la psicología.
Qué dice la psicología sobre las personas que duermen con la puerta cerrada
Desde un punto de vista psicológico, cerrar la puerta al dormir puede ser un reflejo de ciertos rasgos de personalidad. Entre ellos, los más destacados son la introversión, el perfeccionismo y el deseo de autonomía. Según la psicología, estas personas valoran más su espacio personal y tienden a protegerlo.
Otro factor esencial es la búsqueda de una mejor calidad de sueño, que podría ser interrumpido por estímulos externos, como ruidos o luces. A su vez, cerrar la puerta puede ser interpretado como un símbolo de control. En muchos casos, esto se asocia con una actitud más reservada, reflexiva o analítica.
Entonces, la persona con este hábito puede buscar minimizar las distracciones a la hora de dormir o hacerlo de forma inconsciente debido a su manera de ser. En cualquiera de los dos casos, este gesto cotidiano puede decir mucho sobre cómo una persona se relaciona con su entorno y con su mundo interno.
Los factores de personalidad de las personas que cierran la puerta de la habitación
Aunque cada persona es única, diversos estudios psicológicos y observaciones clínicas citadas por Okdiario han identificado algunos rasgos de personalidad comunes en quienes siempre prefieren mantener la puerta de su habitación cerrada. Estos son:
- Necesidad de control: cerrar la puerta es una forma de controlar el entorno inmediato. Quienes tienen este hábito pueden buscar minimizar lo imprevisible o lo incontrolable.
- Introversión: estas personas suelen recargar energía en la soledad. Cerrar la puerta permite reducir estímulos y mantener el ambiente controlado.
- Autonomía: cerrar la puerta puede simbolizar la necesidad de una independencia del resto. En este aspecto, se desea que los demás respeten las decisiones, tiempos y espacios.
- Sensibilidad: muchos individuos particularmente sensibles a los estímulos necesitan una barrera física para regular su entorno emocional y conciliar un buen sueño.
- Perfeccionismo: algunas personas perfeccionistas necesitan tener todo bajo control, con lo cual una puerta abierta puede representar desorden o caos.
Las causas más comunes por los que se cierra la puerta de la habitación
Existen distintos factores que pueden funcionar como disparadores para este comportamiento. Algunos de sus orígenes posibles son la necesidad de paz y soledad en hogares compartidos donde no se puede descansar o estudiar sin interrupciones, o un aprendizaje de la infancia que se desarrolló durante el crecimiento, como un hábito heredado de otros familiares.
Cuando el entorno genera angustia, la ansiedad o el estrés puede hacer que cerrar la puerta sea un gesto natural como parte de la norma. A su vez, en algunos entornos culturales cerrar la puerta es una acción rutinaria, que no tiene una carga emocional profunda.
Según el medio, en los casos donde una persona sienta una necesidad que alcance el punto de ser perjudicial, lo recomendable es fomentar una comunicación con los otros habitantes del hogar. En este aspecto, se pueden evitar malentendidos, hacer énfasis en la importancia del espacio personal, o establecer horarios sin ruido o luces que interrumpan el sueño.