

El cometa 3I/ATLAS, uno de los raros visitantes procedentes del espacio interestelar, vuelve a estar en el centro de la atención científica. Su trayectoria permitirá observar un fenómeno poco común: el paso de un cuerpo que no nació en nuestro sistema solar y que arrastra una estela rica en polvo y gases volátiles.
Las agencias espaciales siguen el comportamiento del cometa porque su acercamiento ofrece una oportunidad única para estudiar su composición y entender mejor cómo se forman estos objetos en otros sistemas estelares.
El acercamiento del cometa ATLAS y lo que anticipan los astrónomos
El 3I/ATLAS fue detectado por los telescopios del sistema ATLAS y rápidamente confirmado como un objeto interestelar gracias a su órbita hiperbólica. Esto significa que no está ligado gravitatoriamente al Sol y que atraviesa nuestra región antes de volver al espacio profundo.
Los estudios de la ESA y NASA indican que el cometa desarrolla una coma activa y una cola visible compuesta por polvo, agua, dióxido de carbono y monóxido de carbono liberados al calentarse. Esa actividad permite observarlo con mayor claridad y analizar materiales que se formaron en otro entorno estelar, lo que aporta un valor científico excepcional.

¿Qué efectos puede dejar su estela cuando pase cerca de la Tierra?
Los expertos aclaran que el cometa no representa ningún riesgo. Su trayectoria no cruza la órbita terrestre y se mantendrá a una distancia muy amplia, cientos de millones de kilómetros, suficiente para descartar cualquier impacto o interferencia física.
Lo que sí puede dejar su paso es información científica clave. La estela liberada durante su acercamiento contiene partículas y moléculas que permiten estudiar su estructura interna. Ese material, analizado desde tierra mediante espectroscopía, ayuda a comprender cómo se comportan los cometas interestelares cuando interactúan con la radiación solar. También permite comparar su química con la de los cometas originados en el sistema solar, una línea de investigación esencial para conocer la diversidad de estos cuerpos.
Un visitante extraño: antecedentes y por qué ATLAS es un caso tan valioso
El 3I/ATLAS es apenas el tercer objeto interestelar detectado por la humanidad, después de ‘Oumuamua y 2I/Borisov. Su estudio confirma que nuestra zona del espacio recibe visitantes esporádicos procedentes de otras estrellas, algo que hasta hace pocos años era solo una hipótesis teórica.
La información recopilada por observatorios y misiones espaciales permitirá mejorar los modelos sobre el origen y la evolución de estos cuerpos. Además, refuerza la utilidad de los programas internacionales de monitoreo, cruciales para identificar objetos no catalogados que atraviesan el sistema solar, incluso aquellos que no presentan ningún tipo de amenaza.














