Renovar el carnet de conducir ya no es un mero trámite burocrático. Cada vez son más estrictos los criterios médicos exigidos por la Dirección General de Tráfico (DGT) para autorizar la renovación del permiso. Estar enfermo o bajo ciertos tratamientos puede cambiarlo todo.
Y es que muchas personas no saben que determinadas condiciones médicas crónicas o mentales pueden significar directamente la negativa por parte de Tráfico. Sin un informe médico favorable, en algunos casos ni siquiera existe opción de renovación.
Las patologías que más preocupan a Tráfico
La DGT pone atención en dolencias que afectan la capacidad de reacción, la coordinación o el juicio. En el terreno neurológico, enfermedades como la epilepsia, la pérdida de conciencia o incluso un ictus leve (AIT) pueden hacer que el conductor no sea considerado apto para estar al volante.
También se incluyen enfermedades respiratorias graves, como la apnea del sueño no tratada o la disnea permanente, que limitan el flujo de oxígeno y alteran la capacidad de respuesta.
En el ámbito cardíaco, haber sufrido un infarto, presentar arritmias o portar un marcapasos requiere una valoración especializada que puede frenar la renovación del carnet.
Salud mental y enfermedades degenerativas: otro punto crítico
Más allá de lo físico, la DGT se centra cada vez más en las condiciones mentales y degenerativas. Pacientes con demencia, ansiedad severa, depresión aguda, TDAH, esquizofrenia o adicciones tienen restringida la renovación si la enfermedad está activa o no controlada.
En cuanto a trastornos neuromusculares, el Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la distrofia muscular o enfermedades reumáticas graves como la artritis también son causas frecuentes de no renovación.
La prioridad es la seguridad vial, y por ello, en estos casos, el sistema prioriza la inhabilitación temporal o definitiva antes que asumir un riesgo en las vías de circulación.
Medicamentos que también pueden costarte el carnet
Además de las enfermedades, ciertos fármacos pueden impedir la renovación del permiso. La DGT exige informes específicos para quienes consumen:
Ansiolíticos y antidepresivos
Antipsicóticos o estabilizadores del ánimo
Opiáceos y analgésicos potentes (como tramadol o morfina)
Insulina, en casos con riesgo de hipoglucemias
Antihistamínicos sedantes, comunes en tratamientos alérgicos
Fármacos para la apnea del sueño
Medicamentos que causen somnolencia, desorientación o visión borrosa
Cualquier conductor que tome estos medicamentos debe presentar una evaluación médica que certifique su aptitud para seguir al volante.
Más exigencias para reforzar la seguridad vial
Ya no basta con superar una prueba visual o auditiva: la presencia de enfermedades crónicas, el consumo de medicación incompatible o la ausencia de seguimiento médico pueden derivar en la denegación del permiso.
Este refuerzo de la DGT busca reducir riesgos en carretera y garantizar que solo las personas plenamente aptas estén al volante. Con un control más riguroso, los centros de reconocimiento deben evaluar con mayor precisión el historial clínico y el tratamiento farmacológico de cada solicitante.