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El escenario geopolítico europeo atraviesa una transformación sin precedentes desde el inicio de la guerra en Ucrania. La percepción de amenazas crecientes desde Moscú y la incertidumbre sobre el compromiso de Estados Unidos con sus aliados de la OTAN han llevado a Europa occidental a acelerar su rearme.

En este contexto, España, Francia e Italia avanzan hacia un nuevo hito estratégico: la construcción de la primera flota europea de portaviones, con capacidad nuclear.

Madrid, que nunca antes ha tenido un portaviones convencional, ya encargó a Navantia un estudio preliminar para su construcción. Roma, por su parte, sorprendió al confirmar que su nuevo navío será de propulsión nuclear, lo que convertiría a Italia en el tercer país del mundo en operar un buque de estas características. Francia, con experiencia en esta materia, ya está ensamblando el reemplazo del Charles de Gaulle, su actual portaviones nuclear.

El calendario de estos proyectos es similar: España e Italia prevén botar sus buques en 2040, mientras que el francés debería estar listo antes, aunque ya acumula retrasos. La simultaneidad en el desarrollo abre la posibilidad de un proyecto conjunto entre los tres países.

MC3 Casey H. Kyhl

Una alianza naval con antecedentes sólidos

La hipótesis de una triple alianza entre Madrid, París y Roma no es nueva. En 2020, Navantia se sumó al proyecto europeo de corbetas, liderado por Fincantieri (Italia) y Naval Group (Francia). Las tres firmas crearon una asociación sólida, avalada por el Fondo Europeo de Defensa, para diseñar una nueva generación de navíos. Naviris, la empresa conjunta formada por Fincantieri y Naval Group en 2019, canaliza ese proyecto.

Las tres compañías poseen amplia experiencia internacional. Navantia ha trabajado con Arabia Saudí y Australia, mientras que Fincantieri construye fragatas para la Armada estadounidense. Esta cooperación previa y su interoperabilidad probada refuerzan la viabilidad de un programa común de portaviones europeos.

El regreso del portaviones como símbolo de soberanía

Los portaviones, históricamente, han sido el buque insignia de las grandes potencias militares. Durante la Segunda Guerra Mundial, su protagonismo quedó sellado en episodios como la batalla de Midway o el ataque a Pearl Harbour, que marcaron el declive de los acorazados. Desde entonces, se han convertido en un símbolo de proyección de poder global.

En el siglo XXI, con el auge de los ataques híbridos, los portaviones recuperaron relevancia táctica. Sus capacidades para desplegar cazas, realizar coberturas aéreas o lanzar ataques desde el mar son esenciales en operaciones modernas.

China ya cuenta con tres portaviones activos, y Estados Unidos sigue liderando en número y capacidad, aunque Europa busca ahora reforzar su autonomía estratégica.

Una flota nuclear europea en marcha

La construcción de una flota europea de portaviones podría ser una respuesta clara a los desafíos del presente. La Comisión Europea lanzó en marzo un plan de rearme de 800.000 millones de euros, de los cuales 150.000 millones serán préstamos comunitarios para compras conjuntas de los Estados miembro.

Un programa compartido entre Francia, Italia y España, con estándares comunes y costos compartidos, no solo abarataría el proceso, sino que también reforzaría la soberanía tecnológica y militar del continente. La decisión final, sin embargo, dependerá de los Gobiernos nacionales.

El tiempo dirá si esta visión común se convierte en una realidad conjunta, pero los primeros pasos ya están dados. España tendrá su primer portaviones. Italia apunta a la energía nuclear. Y Francia mantiene su liderazgo en el sector. La historia naval del continente podría estar ante un nuevo capítulo.