

A sus 70 años, el doctor Eric Topol sigue marcando el ritmo en el campo de la medicina preventiva y la longevidad. Este cardiólogo y genetista estadounidense es una autoridad global en el estudio del envejecimiento saludable, dedico parte de su carrera a investigar por qué algunas personas logran superar los 80 años con vitalidad física y agudeza mental intactas.
Su nuevo libro, Super Agers: An Evidence-based Approach to Longevity, compila años de investigaciones sobre los llamados "superancianos", aquellos que desafían las estadísticas y conservan una vida activa y plena después de las ocho décadas.
Aunque la obra aún no se ha traducido al español, sus principales hallazgos ya resuenan en medios internacionales y plataformas de divulgación científica.
En una entrevista reciente en The Mel Robbins Podcast, Topol reveló que la clave no está en tratamientos caros ni en secretos de élite: "La actividad física es la única costumbre de vida que muestra un efecto concreto sobre el envejecimiento del cuerpo", afirmó con contundencia.
Si bien reconoce que la alimentación saludable y las relaciones sociales juegan un papel importante, el ejercicio físico se posiciona, según él, como la herramienta más potente para prolongar la salud y la autonomía con el paso del tiempo.

El ejercicio físico como el mejor antídoto contra el envejecimiento
Lejos de fórmulas complicadas o regímenes extremos, Topol propone mirar hacia lo simple. Su investigación apunta a que una rutina activa es suficiente para marcar la diferencia en la prevención de enfermedades que más afectan a la población envejecida: cáncer, enfermedades cardíacas y trastornos neurodegenerativos.
"Sabemos que estas enfermedades tardan al menos 20 años en desarrollarse, así que estamos en condiciones de prevenirlas, sobre todo en personas con mayor riesgo", sostuvo el médico.
A su juicio, el ejercicio no solo actúa como escudo frente a la enfermedad, sino que también mejora la calidad de vida. Actividades centradas en la fuerza de prensión -la capacidad de sostener o apretar objetos- o la resistencia muscular muestran efectos positivos sobre la movilidad, el equilibrio y la independencia funcional de los adultos mayores.
"No se trata de pastillas ni de trucos mágicos. Podemos trabajar con lo que ya está en nuestras manos", señaló Topol.
"Nada supera al ejercicio si hablamos de reducir nuestro proceso de envejecimiento"
En la era de los relojes biológicos y la epigenética -la ciencia que estudia cómo el entorno modifica la expresión de nuestros genes-, las pruebas científicas son más precisas que nunca.
La evidencia es clara: la actividad física es el único factor que puede reducir nuestra "edad biológica", es decir, el ritmo real al que envejecen nuestras células, independientemente de los años que marca el DNI.
"Resulta que el ejercicio es lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico. El espacio entre tu verdadera edad y la edad biológica puede ampliarse", explicó Topol. Aunque la recomendación general es realizar al menos 30 minutos de ejercicio cinco veces por semana, el experto señala que incluso con dos sesiones semanales ya se pueden observar mejoras significativas.
"No es sobre volverte más fuerte, es también sobre mejorar tu equilibrio", remarcó. "Nada de lo que podamos hablar supera al ejercicio si hablamos de reducir nuestro proceso de envejecimiento. No lo sabríamos si no hubiese toda esa ciencia detrás".
La clave está al alcance de todos: moverse, cada día
Los llamados "superancianos" no son producto del azar. Para Topol, su secreto está en mantener la constancia en hábitos que favorecen la movilidad, la fortaleza muscular y la salud emocional.
"Es fabuloso. Se habla de esto desde hace años, pero ahora hemos entrado en la era de los relojes biológicos, lo que nos permite observar cómo envejecemos realmente", destacó.
Además, subrayó que el ejercicio también reduce el riesgo de padecer enfermedades inflamatorias y trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
Así, el mensaje de uno de los máximos referentes en longevidad queda claro: el mejor camino hacia una vejez activa y saludable no requiere tecnología de punta ni tratamientos inaccesibles. Basta con mover el cuerpo con regularidad. "Podemos lograr mucho más de lo que creemos simplemente incorporando movimiento en nuestra rutina diaria", concluye Topol.















