

La historia de Huang Ping, un hombre mayor del suroeste de Shanghái, ha dado la vuelta al mundo por lo insólito de su desenlace. El Gobierno le ofreció una indemnización de 200.000 euros para abandonar su hogar y permitir la construcción de la autopista G206, pero el propietario se negó.
Según detalló la revista especializada Auto Bild, las autoridades no solo habían puesto dinero sobre la mesa, sino también viviendas alternativas. La cifra incluso llegó a elevarse a 220.000 dólares (1,6 millones de yuanes), acompañada de tres posibles residencias. Sin embargo, Huang Ping rechazó cada una de las propuestas y decidió resistir.
El resultado fue que las obras avanzaron sin modificaciones y la casa terminó rodeada por la nueva carretera de más de 13 kilómetros de longitud, quedando totalmente aislada.

Acceso por una tubería de agua
Hoy, Huang Ping y su nieto de 11 años solo pueden entrar y salir de su vivienda a través de una tubería de agua. El canal, advierten los vecinos, se vuelve extremadamente peligroso en temporada de lluvias porque podría inundarse y bloquear el paso.
El propio afectado reconoció en declaraciones a los medios que se arrepiente de no haber aceptado la indemnización: "Si pudiera retroceder el tiempo, aceptaría las condiciones de demolición que me ofrecieron. Ahora siento que perdí una gran apuesta. Me arrepiento un poco", afirmó Huang Ping.
El impacto en su vida diaria
El ruido constante de vehículos y maquinaria convirtió la casa en un lugar inhabitable. Auto Bild describió que, a partir de la finalización de las obras, "la banda sonora diaria" del propietario será el tránsito de coches y camiones "todos los días y a todas horas".
Por esa razón, Huang Ping pasa gran parte de su tiempo en el centro de la ciudad y solo regresa a la vivienda cuando la construcción se detiene. Según relatan vecinos, "no soporta el continuo ruido de la maquinaria".
El fenómeno de las "casas clavo" en China
Lo que le ocurrió a Huang Ping no es un hecho aislado. En China se conoce como "casa clavo" o "dingzihu" a las propiedades cuyos dueños se niegan a vender, incluso frente a proyectos de infraestructura masiva.
Auto Bild explica que estas situaciones son frecuentes, especialmente entre personas mayores que sienten un fuerte apego por sus hogares. Sin embargo, la resistencia suele tener consecuencias graves: aislamiento, precariedad y un entorno poco habitable, como le sucedió al hombre de Shanghái.
En el caso de Huang Ping, las autoridades ya han descartado la demolición de la vivienda, pues ello implicaría retrasar la entrega de la obra y desechar millones de yuanes invertidos. Por ahora, el hombre solo tiene dos opciones: mudarse definitivamente a la ciudad o buscar refugio junto a familiares.










