La reciente imagen de Saturno, capturada por el telescopio espacial Hubble, muestra al planeta a una distancia aproximada de 1365 millones de kilómetros de la Tierra. Esta visión ultranítida revela un fenómeno 'fantasmal' en los anillos, conocido como radios.

La instantánea fue divulgada por la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) y corresponde a la fecha del 22 de octubre pasado.

Los radios de Saturno son características transitorias que giran junto con los anillos y su "aspecto fantasmal" solo persiste durante dos o tres rotaciones alrededor del planeta, según informan comunicados de la ESA y la NASA.

En 1981, la Voyager 2 de la NASA fue la primera en fotografiar los radios de los anillos y el orbitador Cassini también los observó durante su misión de 13 años, que concluyó en 2017.

El Telescopio Espacial Hubble continúa observando Saturno anualmente, capturando el ciclo de aparición y desaparición de los radios. Este fenómeno ha sido documentado por el programa OPAL del Hubble, que se inició hace casi una década para monitorear los cambios climáticos en los planetas exteriores gigantes gaseosos.

Las imágenes nítidas obtenidas muestran que la frecuencia de las apariciones de radios es estacional.

El seguimiento a largo plazo indica que tanto el número como el contraste de los radios varían con las estaciones de Saturno, que, al igual que la Tierra, presenta inclinación sobre su eje y estaciones que duran aproximadamente siete años.

"Nos dirigimos hacia el equinoccio de Saturno, cuando se espera la máxima actividad de los radios y en los próximos años aparecerán radios más oscuros y de mayor frecuencia", explica la científica principal del programa OPAL, Amy Simon, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt (Maryland).

Existen diversas teorías sobre este fenómeno, siendo la principal la que vincula los radios a interacciones entre el poderoso campo magnético de Saturno y el sol. Sin embargo, tras varias décadas de estudio, ninguna teoría ha logrado predecirlo con precisión.

Las continuas observaciones del Hubble, un proyecto conjunto de la NASA y la ESA, podrían contribuir a resolver este enigma.