En esta noticia

En un nuevo capítulo que sacude los cimientos de la monarquía británica, el príncipe Andrés ha confirmado su renuncia a todos sus títulos y honores reales. La decisión, anunciada por el Palacio de Buckingham, no solo representa el cierre de una etapa en la vida del hermano del rey Carlos III, sino que refleja la presión pública y mediática generada por una sucesión de escándalos que han salpicado su nombre.

Las repercusiones de esta renuncia no se limitan al ámbito familiar o institucional. Toca una fibra sensible en la opinión pública británica, especialmente tras la reciente publicación de material comprometedor que lo vincula nuevamente con el caso Epstein.

Síguenos y léenos en Google Discover.

Léenos siempre en Google Discover.

Ahora, Andrés solo contará con su título de príncipe de nacimiento y una figura seriamente cuestionada por la sociedad y los medios internacionales.

El príncipe Andrés queda ahora limitado al título que obtuvo por nacimiento, tras perder todos sus honores y distinciones reales. (Fuente: EFE / Will Oliver)
El príncipe Andrés queda ahora limitado al título que obtuvo por nacimiento, tras perder todos sus honores y distinciones reales. (Fuente: EFE / Will Oliver)

Una renuncia forzada por el peso de los escándalos

"Tras conversaciones con el Rey y mi familia inmediata y más amplia, hemos concluido que las continuas acusaciones contra mí distraen del trabajo de Su Majestad y la Familia Real", dijo Andrés en una escueta declaración.

Este anuncio pone fin formal al uso público de los títulos de duque de York, conde de Inverness y barón Killyleagh, además de su pertenencia a la Orden de la Jarretera, una de las instituciones de caballería más antiguas y prestigiosas del Reino Unido. A pesar de la renuncia, mantiene el título de príncipe por nacimiento, algo que no se le puede despojar legalmente.

La medida fue precedida por años de retirada progresiva de la vida pública, con momentos clave como la eliminación del trato de "Su Alteza Real" en 2022, el retiro de su seguridad personal por orden de Carlos III en 2024, y la exclusión de actos oficiales. Todo esto reflejaba ya un distanciamiento tácito que ahora se formaliza con su caída definitiva.

De Epstein a China: un historial imposible de ignorar

Los vínculos del príncipe Andrés con Jeffrey Epstein, el magnate estadounidense condenado por delitos sexuales, marcan el punto más oscuro de su historial.

En una reciente revelación, un correo electrónico de 2011 enviado por Andrés al magnate afirmaba que estaban "juntos en esto", lo que contradecía sus declaraciones públicas anteriores. Este mensaje salió a la luz justo cuando se publicaban las memorias póstumas de Virginia Giuffre, la mujer que lo acusó de abuso sexual cuando era menor de edad.

Giuffre, fallecida en abril de 2025 en un presunto suicidio, relató en su libro que Andrés actuaba como si "tener sexo conmigo fuera su derecho por nacimiento". A pesar de un acuerdo extrajudicial en 2022 en el que el príncipe pagó catorce millones de euros para evitar el juicio, el daño a su imagen ya era irreversible.

Este no fue el único caso polémico. En 2024 también se reveló su conexión con un presunto espía chino, lo que generó preocupación en el gobierno británico.

Andrés habría mantenido una vía de comunicación directa con Xi Jinping, el presidente de China, para promover negocios. Estas relaciones levantaron sospechas de seguridad nacional y terminaron por reforzar el cerco en torno a su figura.

El príncipe Andrés junto a Donald Trump, Melania Trump, Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein en Mar-a-Lago, parte de los escándalos que terminaron con sus títulos reales. (Fuente: BBC)
El príncipe Andrés junto a Donald Trump, Melania Trump, Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein en Mar-a-Lago, parte de los escándalos que terminaron con sus títulos reales. (Fuente: BBC)

El fin de una era para el duque caído

Lo que queda ahora es un hombre apartado, sostenido solo por el título que le otorga su linaje. Ya sin sus roles públicos, sin reconocimientos militares ni patronazgos reales, el príncipe Andrés vive una realidad distante del privilegio que una vez encarnó.

Ni siquiera su exmujer, Sarah Ferguson, podrá seguir usando el título de duquesa de York, aunque sus hijas, Beatriz y Eugenia, conservarán sus dignidades de princesa.

Para muchos, la salida de Andrés marca el límite de lo que la Corona Británica puede tolerar. Y para el príncipe, representa la caída definitiva de un hombre que alguna vez fue héroe de guerra, representante comercial y figura destacada de la realeza.