Elon Musk se ha convertido en un personaje polémico de la política internacional más allá de ser el dueño de empresas como SpaceX, Tesla y X (ex Twitter). Conocido por sus declaraciones provocadoras esta vez ha ido un paso más allá. Durante un mitin en Wisconsin, el magnate afirmó que no tiene intención de abandonar Estados Unidos, salvo para ir a Marte, y agregó que el planeta rojo sería parte del país norteamericano.
La frase generó alerta internacional inmediata y ha despertado dudas sobre los límites de la propiedad en el espacio ya que, a pesar del entusiasmo de Musk por la exploración espacial, sus palabras chocan con el marco legal vigente.
El Tratado del Espacio Exterior de 1967, firmado por más de 150 países, establece que ningún Estado puede reclamar soberanía sobre cuerpos celestes, incluida la Luna o Marte. Este acuerdo, diseñado en plena carrera espacial, nunca contempló la posibilidad de que una empresa privada, como SpaceX, liderara la exploración interplanetaria.
Lo cierto es que la colonización de Marte es un objetivo lejano. Hasta ahora, solo se han enviado robots para investigaciones científicas. Sin embargo, la competencia con China, que planea plantar su bandera en el planeta en 2040, podría acelerar los planes de Estados Unidos y de Elon Musk. Pero de ahí a que Marte termine bajo control estadounidense hay una gran diferencia y un desafío prácticamente imposible de superar.
¿Puede un país reclamar Marte? Lo que dice el derecho espacial
El Tratado del Espacio Exterior es claro: el espacio no puede ser objeto de apropiación nacional por ningún medio. Sin embargo, Musk ha sugerido en diversas ocasiones que las normativas terrestres no se aplican en Marte. De hecho, en los términos y condiciones de Starlink, su servicio de internet satelital, se especifica que el planeta rojo es un "territorio libre" sin autoridad gubernamental.
A pesar de estas afirmaciones, la comunidad internacional rechaza cualquier intento de anexión. Incluso si una misión de SpaceX llegara a establecer una colonia marciana, su estatus legal seguiría siendo incierto. La única forma de modificar las reglas actuales sería mediante nuevos acuerdos internacionales, algo que, por ahora, parece poco probable.
No obstante, no sería la primera vez que Estados Unidos reclama un territorio como propio pese a la negativa internacional.
Elon Musk y su obsesión con Marte: ¿un sueño inalcanzable?
Desde la fundación de SpaceX en 2002, Musk ha dejado claro que su meta final es la colonización de Marte. Su plan incluye la construcción de un asentamiento autosuficiente en el planeta, como una alternativa para la humanidad en caso de que la Tierra se vuelva inhabitable.
No obstante, el camino para lograrlo es largo y lleno de obstáculos. La tecnología necesaria para enviar humanos a Marte y garantizar su supervivencia aún no existe. Además, cualquier intento de apropiación del planeta enfrentaría un fuerte rechazo internacional.
Mientras la carrera espacial avanza y la rivalidad entre potencias se intensifica, Musk apuesta por su visión. Pero, más allá de la ambición y las declaraciones polémicas, la realidad legal y científica impone límites que ni siquiera él puede ignorar.