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La conversación sobre salud cerebral ha dejado de estar confinada a la vejez o a la enfermedad. Cada vez más especialistas alertan sobre un problema silencioso que atraviesa a todas las edades: la infrautilización del cerebro en la vida cotidiana.

En ese contexto, durante una conversación en el podcast Tiene Sentido, el neuropsicólogo Bruno Ribeiro propone una metáfora contundente para explicar el desajuste entre el potencial biológico y el uso real que se hace de él.

Según sostiene este especialista el cerebro humano cuenta con una capacidad extraordinaria, pero el entorno actual conspira contra su funcionamiento óptimo.

Bruno Ribeiro sostiene que los hábitos cotidianos influyen más en la salud cerebral que los suplementos o tratamientos costosos.
Bruno Ribeiro sostiene que los hábitos cotidianos influyen más en la salud cerebral que los suplementos o tratamientos costosos.YouTube / Tiene Sentido Podcast

Un cerebro de alto rendimiento mal aprovechado

“Nuestro cerebro es un Ferrari”, afirma Ribeiro, “es una auténtica máquina perfecta con 86 mil millones de pequeñas piezas”. Lejos de tratarse de una imagen retórica, el especialista explica que esa complejidad incluye neuronas con axones de más de un metro de longitud, capaces de conectar la médula con las extremidades para ejecutar movimientos básicos.

El problema, subraya, no está en la biología sino en el uso. “Este Ferrari está siendo conducido por muchos de nosotros como si fuera un utilitario normalucho. No estamos sacando todo el partido que podemos sacar a nuestro cerebro”, sostiene. La vida moderna, en su diagnóstico, ofrece justo lo contrario de lo que el cerebro necesita para rendir bien.

La alimentación deficiente, la falta de exposición a la luz natural, el sueño insuficiente y la escasa estimulación de la memoria forman parte del cuadro. Pero hay un factor que Ribeiro destaca por encima del resto: la imposibilidad de aburrirse.

“El aburrimiento es una de las herramientas más potentes para entrenar el cerebro”, afirma, en línea con investigaciones recientes que vinculan los momentos de inactividad mental con la creatividad y la consolidación de aprendizajes.

Qué le falta al cerebro en la rutina diaria

Ribeiro no cuestiona el esfuerzo intelectual que muchas personas realizan frente a pantallas durante horas. De hecho, reconoce que formular preguntas complejas, leer y analizar información ya supone una exigencia cognitiva relevante. El punto crítico, explica, es la ineficiencia con la que se ejecutan esas tareas.

“Si tú tuvieras unos hábitos más adecuados, conseguirías hacer este trabajo de forma más corta, en un corto espacio de tiempo”, asegura. La clave no está en hacer más, sino en hacerlo mejor. Según su experiencia clínica, gran parte del desgaste mental diario proviene de una mala gestión de la atención.

Uno de los ejemplos más claros es la concentración prolongada sin pausas. “Hoy sabemos que lo ideal es estar completamente enfocados durante 25 minutos y parar 5 minutos. Pero no lo hacemos”, señala. En su lugar, predominan los maratones de trabajo interrumpidos por notificaciones, tareas domésticas y estímulos constantes que fragmentan la atención y reducen el rendimiento cognitivo.

Cómo entrenar el cerebro sin recurrir a soluciones milagro

Frente a un mercado saturado de suplementos, dispositivos y promesas rápidas, Ribeiro insiste en que la mayor parte del rendimiento cerebral depende de hábitos de vida básicos.

“No estoy hablando ni de suplementos ni de tratamientos carísimos”, aclara. “El 80% de nuestro rendimiento cognitivo y de nuestra capacidad de envejecer de forma más saludable está en nuestras manos”.

Entre los factores que menciona se encuentran una ingesta adecuada de proteínas al comenzar el día, el consumo de omega 3 de calidad, una hidratación suficiente y el ejercicio físico regular.

Incluso acciones simples, como beber agua en cantidad adecuada, pueden marcar diferencias medibles. “Hemos visto en la clínica cómo pacientes deshidratados, con una correcta ingesta de agua, consiguen mejorar sus capacidades cognitivas”, explica.

El ejercicio físico ocupa un lugar central en su planteo, no solo por sus beneficios generales, sino por su impacto directo en la salud cerebral. La evidencia científica respalda esta relación, mostrando mejoras en memoria, atención y prevención del deterioro cognitivo.

Momentos de concentración y de pausa mental son claves para entrenar el cerebro y mejorar su funcionamiento diario.
Momentos de concentración y de pausa mental son claves para entrenar el cerebro y mejorar su funcionamiento diario.

Ribeiro enmarca estas recomendaciones en una visión más amplia ligada a la longevidad. Si hoy existen estrategias para ayudar al cuerpo a vivir más y mejor, sostiene, el siguiente paso es asegurar que el cerebro acompañe ese proceso. “Tenemos que ayudar al cerebro a acompañarnos hasta esos 120 años, que es el límite que tenemos ahora mismo”, afirma, en referencia a teorías sobre longevidad humana máxima.

Lejos de soluciones extraordinarias, su mensaje apunta a recuperar condiciones básicas que el entorno actual ha desplazado. En ese sentido, entrenar el cerebro no implica exigirle más, sino crear las condiciones para que funcione como lo que es: una máquina de alto rendimiento diseñada para algo más que sobrevivir a la rutina diaria.