Empresas de la industria textil alertaron sobre la profundización de la contracción de la actividad del sector en el segundo bimestre del año. Esto se da en consonancia con el aumento de los despidos que sumaron esta semana la pérdida de 300 puestos de trabajo por el cierre de fábricas en Catamarca y La Rioja.
Según una encuesta de Pro Tejer, la fundación que nuclea a empresas de toda la cadena del sector textil, la caída de la actividad se profundizó en marzo y abril, "con signos de alerta de afectación al empleo y posible cierre de establecimientos productivos". La crisis, según señalaron, impacta en todos los rubros de la cadena.
Despidos en el sector textil
La empresa Textilcom anunció la semana pasada el cese de 267 trabajadores que tenía en sus plantas de La Rioja y Catamarca, las cuales habían abierto hace dos años. La otra empresa que anunció despidos fue AlpaCladd, que contaba con 45 trabajadores en La Rioja. Las empresas producían para marcas como Cheeky, Grisino y Cristobal Colón.
En el caso de Textilcom, ya había sufrido suspensión de actividades en sus plantas, incluida la sede de Villa Soldati, por el incumplimiento de haberes.
Empresas del sector, que en total emplea a 540 mil personas en todo el país, respondieron a Pro Tejer que el 64% cancelaron horas extras, aplicaron despidos, suspensiones, adelantos de vacaciones o no renovaciones de contratos. El 42% de los encuestados indicó una caída del empleo, contra un 21% que lo había reportado en diciembre de 2023.
Según datos de Fundar, el rubro de la confección tiene una alta participación de mujeres (69%, 30 puntos por encima del promedio de la economía argentina) y es la rama del sector textil con una de las mayores tasas de personas ocupadas bajo la línea de pobreza.
Menos ventas, menos inversiones y dificultad en los pagos
Desde Pro Tejer relevaron que el 88% de los textiles encuestados vieron reducidas sus ventas en el mercado interno, lo que reflejó una caída del 36% interanual. El 80% recortó su producción lo que resultó en una caída de 37 puntos porcentuales y una baja del uso de la capacidad instalada de 29 pp.
Entre los motivos de la caída de la producción destacaron la pérdida del poder adquisitivo, las dificultades macroeconómicas, el cambio de clima de negocios, la variación de costos de materia prima e insumos, la mayor participación de bienes importados, la apreciación cambiaria y el cambio de políticas sectoriales para la industria.
Para este año, el 87% de las empresas del sector no planean realizar inversiones, ya que cuentan con altos niveles de capacidad ociosa. Algunas, incluso, señalaron que cancelaron inversiones que habían planificado.
Como contraparte de la caída de ventas en el mercado interno, aumentó la proporción de empresas que buscan empezar a exportar: el 35% de las empresas planea hacerlo este año, contra el 28% que lo hizo en años anteriores. El 72% sin embargo considera que existen dificultades para hacerlo como el tipo de cambio, la presión tributaria, las trabas burocráticas y la volatilidad macroeconómica.
El 35% de los encuestados por Pro Tejer manifestó tener problemas para afrontar pagos corrientes, como impuestos, tarifas, proveedores o salarios, y el 54% de estas señaló tener deudas comerciales por importaciones. Solo el 11% participó de las licitaciones de BOPREAL para saldarlas.
El pedido de Pro Tejer
"Consideramos primordial y urgente que la industria argentina vuelva a recuperar un lugar central en la agenda económica. No alcanza sólo con el agro, la minería, el gas y el petróleo (sectores ‘elegidos' por Milei) para sacar de la pobreza al 60% de la población y dar sustento económico a 47 millones de personas", dijeron desde la fundación y agregaron que solo la industria textil supera el total de puestos registrados que emplean los sectores de minería, gas y petróleo en su conjunto.
Por último, concluyeron: "Revertir la compleja coyuntura que atraviesa la industria manufacturera, diseñar una macroeconomía alineada a la producción y llevar adelante políticas integrales que mejoren su competitividad debieran ser prioridad para evitar que se pierdan aquellas capacidades productivas que llevó muchas décadas construir y el grave impacto social asociado al desmantelamiento del tejido industrial nacional: sin industria no hay trabajo para todos".