A diferencia de Estados Unidos, donde la pandemia de coronavirus gatilló un fenómeno que fue bautizado como "la gran renuncia", en Argentina el mercado laboral empezó a tomar cierto dinamismo en los últimos meses y hasta el momento todo indica que continuará en 2022, pero aquí nadie renuncia a nada, más bien todo lo contrario.
La renuncia como fenómeno en el mercado laboral norteamericano devino tras un año y medio de pandemia, en el que muchas personas decidieron dejar sus empleos registrados, estables y seguros para iniciar una actividad en forma independiente, lo que aquí podría asimilarse a un trabajador autónomo o monotributista.
En Argentina en cambio, se advierte una creciente ampliación de la brecha entre quienes tienen los conocimientos técnicos y digitales, y habilidades blandas requeridas (capacidad para resolver problemas, disposición a seguir aprendiendo, comprensión, adaptación a desafíos nuevos, y situaciones cambiantes) y aquellos que están menos preparados para asumir estos desafíos, que hoy caracterizan a las nuevas demandas en materia laboral.
En Argentina se advierte una creciente ampliación de la brecha entre quienes tienen los conocimientos técnicos y digitales, y las habilidades blandas requeridas y aquellos que están menos preparados para asumir estos desafíos
"Hoy hay muchas empresas buscando talentos, es un mercado más dinámico y hay mayor optimismo respecto de las contrataciones, y también hay muchas personas buscando trabajo", aseguró en diálogo con El Cronista, Luis Guastini, Director General de ManpowerGroup Argentina y experto en el mercado laboral.
En referencia a la situación en Argentina desde que irrumpió la pandemia en 2020, Guastini señaló que desde el lado de la oferta "hay mucha gente que estuvo confinada un año y medio y busca un cambio", en algunos casos luego de años de estar haciendo lo mismo o en la misma empresa.
Y desde el lado de la demanda de empleados o trabajadores, también se generó un cambio, a partir de "empresas que tuvieron que empezar un proceso de digitalización mucho más rápido de lo que tenían previsto antes de la pandemia", por lo que "están dispuestas a buscar en el mercado ciertas habilidades técnicas y habilidades blandas".
El caso paradigmático es lo que ocurre en la Economía del Conocimiento o las tecnologías de la información (IT), pero el fenómeno no es privado de este campo. También comenzó el movimiento en la industria manufacturera, el sector logístico, también hay búsquedas activas en mandos medios y por supuesto, también en el sector IT.
El punto es que encontrar los "talentos", no es tan fácil. De hecho, los últimos estudios de campo revelan que en el país 7 de cada 10 empresas tienen dificultades para encontrar los perfiles laborales que necesitan.
Por eso, lo que predomina en este segmento del mercado laboral es que las empresas terminen pagando más dinero a personas que dan el perfil pero tienen trabajo en otra empresa.
La otra alternativa es la capacitación, para lo cual hay que buscar dentro de los equipos propios al personal que "puede ser reconvertido". Pero el tema es que las instancias de capacitación suelen estar enfocadas en habilidades técnicas o duras y no aquellas consideradas blandas.
Encontrar los "talentos", no es tan fácil. En los últimos estudios de campo revelan que en el país 7 de cada 10 empresas tienen dificultades para encontrar los perfiles laborales que necesitan
Pero Guastini destaca que en Argentina "claramente, hay un camino que se va bifurcando en la post pandemia, con "candidatos que tienen las habilidades y competencias que requiere el mercado y consiguen mejores trabajos, con más sueldo" y por otro los que no tienen esas características y van quedando relegados.
Consultado sobre si las empresas están previendo alguna vuelta atrás en los formatos de trabajo híbridos (presencial y remoto) que se observan hoy en muchas empresas, el especialista destacó que numerosas personas encontraron conveniente esta modalidad de trabajo desde la casa, con horarios más flexibles, que permite la conciliación entre los ámbitos personal y laboral.
Pero desde las empresas, tienen otra mirada. "Tienen mucho miedo a que el trabajo a distancia afecte la cultura organizacional o impida la capacidad de innovación" que muchas veces se da en espacios de trabajo presenciales a través del intercambio entre personas y equipos.