El FMI anunció el martes por la noche que había alcanzado un acuerdo a nivel de staff con Argentina por un préstamo de u$s 20.000 millones. Si bien no se difundieron mayores detalles, el equipo económico clarificó dudas que surgieron en torno a lo que informó el organismo. El vocero presidencial, Manuel Adorni, ratificó el miércoles por la mañana que el directorio del FMI tratará y aprobará el acuerdo este viernes. "Todo lo que se tenía que decir ya se dijo, para nosotros es sumamente relevante que el FMI esté en vías de aprobar el acuerdo, que se va a terminar de aprobar el viernes, porque no es ni más ni menos que un convencimiento de que lo que estamos haciendo está bien", dijo el ahora candidato a legislador porteño en diálogo con El Observador. Por su parte, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, explicó que el programa tendrá una duración de 48 meses, es decir, cuatro años. Esto implica que la asistencia financiera estará distribuida en ese período. Sin embargo, el préstamo tiene una duración de 10 años, esto es, el plazo en el que deberá terminar de pagarse el crédito. Es por eso que el acuerdo total se extiende hasta 2036. El funcionario además agregó que Argentina obtendrá un período de gracia de cuatro años y medio. Esto implica que no deberá pagar nada en ese plazo, salvo el pago de los intereses. Así, el pago de capitales del nuevo acuerdo comenzaría en 2029. Si bien Argentina deberá pagar los intereses, el secretario ya había explicado en su exposición en la comisión bicameral de Trámite Legislativo, cuando defendió el DNU 179/2025, que habilitaba el endeudamiento con el organismo, que la tasa de interés que se aplicará al crédito se verá reducida en 80 puntos básicos. Esto se debe a que el organismo aprobó un recorte en los sobrecargos, una tasa de interés adicional que se aplicaba sobre los países que se endeudaron por encima de su cuota. El exministro de Economía, Martín Guzmán, había impulsado esta negociación al detectar que se aplicaba un excedente ante el crédito de Argentina aprobado en 2018, que representaba más de 1000% de su cuota. Así, el costo del programa nuevo pasará a tener una tasa de 5,63%, en vez de 6,46% que tenía previo a la reducción. Según precisó Quirno luego de que se conociera la medida, el cambio en la política de sobrecargos, significa un ahorro para Argentina de aproximadamente u$s 3200 millones, una reducción del 29,1% sobre el préstamo actual que tiene el país. Desde el equipo económico aseguraron que el acuerdo alcanzado el martes con el staff técnico no implica un aumento de deuda. Esto se debe a que los fondos se usarán para recomprar las Letras Intransferibles del Tesoro que están en manos del Banco Central. La reducción de la deuda se daría a raíz de una diferencia contable entre el Central y el Tesoro. Mientras que para el Tesoro, las Letras en manos del Central ascienden a más de u$s 70.000 millones, para el Banco Central estas suman u$s 23.000 millones. Esta operatoria es la que permitirá fortalecer el Banco Central. Según el Gobierno, mejorará el respaldo de los pesos al engrosar las reservas en dólares y cancelar las Letras. El Gobierno aspira a que, luego del acuerdo, se concreten préstamos de otros organismos bilaterales, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la CAF, lo que llevaría a las reservas a u$s 50.000 millones, según sostuvo el ministro de Economía, Luis Caputo. Esto no solo permitirá fortalecer la posición de la entidad monetaria ante modificaciones en el tipo de cambio, sino también continuar en un sendero de baja de la inflación y del riesgo país. Esto último, permitiría que Argentina vuelva a los mercados de deuda internacionales. "El programa es el que determina las metas a alcanzar para que se realicen los desembolsos", agregó Quirno el martes por la noche en sus redes sociales. Así, ratificó que el acuerdo con el FMI incluirá el cumplimiento de metas cuantificables a las cuales estarán sujetos los desembolsos. Ni el organismo ni el Gobierno informaron sobre cuáles serán estas metas, pero en base a acuerdos anteriores estas estarán vinculadas al cumplimiento de objetivos fiscales, monetarios y de reservas. El Gobierno sostiene que hizo un ajuste mayor al que pediría el organismo, por lo que el foco está puesto en cuál será la meta que pedirá el FMI en materia de acumulación de reservas y en política cambiaria, esto es, si pedirá una devaluación o transicionar a un esquema de flotación administrada, abandonando el crawling peg de devaluaciones mensuales del 1%. Esto último cobra mayor relevancia en un contexto de posible devaluación de los principales socios comerciales ante la turbulencia internacional desatada por el aumento de los aranceles por parte de Estados Unidos. La definición central que queda pendiente es la que se refiere al desembolso inicial. Si bien la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, aseguró que será en torno a un 40% del monto total del programa, lo que representará u$s 8000 millones, desde el Gobierno mantienen la expectativa de que sea superior y alcance los u$s 12.000 millones.